México, 4 Oct. (Notimex).- Sobre la isla Tlilac en Xochimilco, con el frío calando hasta los huesos, con el sonido portentoso del huehue, y entre ánimas, seres y presencias de esos rumbos lacustres, se dio a conocer la temporada XIX de “La Llorona. Los presagios para el fin de una era”, dirigida por el maestro René Rea.
“¡Aaaayyy miiiisss hiiijooooosssssssssss!”. El grito rompió el silencio. La gente se llenó de miedo. La mujer etérea y fugaz lanzó una vez más su lastimosa queja “¡Aaaayyy miiiisss hiiijooooosssssssssss!”. Los pelos de los presentes, casi de punta. Lejos, desde las trajineras, nadie, o casi nadie daba crédito a lo que pasaba.
El espectáculo, que recoge una de las leyendas mexicanas de mayor arraigo entre la población nacional de todos los tiempos, iniciará temporada formal mañana, 5 de octubre, misma que se prolongará hasta el próximo 18 de noviembre. En ese lapso, la representación escénica dejará sin aliento a unas 30 mil personas.
Anoche, durante la función que la compañía teatral Mez-me ofreció a familiares y amigos, así como a las autoridades políticas y tradicionales, el elenco completo y el cuerpo técnico pidieron, con una rodilla en el piso, permiso al antiguo gran dios Hutzilopochtli y al Niño Pa, prueba del sincretismo que generó la Conquista.
Tras la ceremonia ritual inició el espectáculo. El viento sopló una ráfaga helada, lo que hizo estremecer a niños y adultos, quienes desde sus respectivas trajineras, veían desde lejitos la escenificación. Luces, danzas prehispánicas e instrumentos musicales que datan de antes de la llegada de los españoles, y modernos, lucieron.
“¡Aaaayyy miiiisss hiiijooooosssssssssss!”. “¡De nuevo esa alma en pena! mejor recemos por su eterno descanso”, dijo una dama. La oscuridad de la noche hacía todavía más horripilante la escena. Las luces apenas dejaban ver a ese fruto de la mitología mexicana que ha dado la vuelta al mundo como embajadora cultural.
Los cantos en náhuatl y las bien elaboradas coreografías aplicadas a las danzas ancestrales de esta tierra hoy llamada República Mexicana, se amalgamaron con los recursos teatrales y la depurada técnica interpretativa de los más de 40 actores sobre el escenario, una impresionante y monumental pirámide prehispánica.
Antes, para llegar hasta la isla, los convidados tuvieron un obsequio mayúsculo: El traslado en trajinera tradicional, del embarcadero de Cuemanco a la Tlilac. Los canales flanqueados por la hierba estaban iluminados por antorchas, dando como resultado una hermosa estampa, sin tiempo, como si la gran ciudad no existiera.
Ganadora de diversos reconocimientos nacionales e internacionales, esta puesta en escena se renueva cada año al incorporar elementos de la modernidad. El director René Rea apuesta por la difusión de las tradiciones más exquisitas de los pueblos autóctonos, para el gozoso disfrute visual y sonoro de las nuevas generaciones.
Los organizadores señalaron que en esta temporada de “La Llorona”, con la que se da inicio a las celebraciones del “Día de Muertos” en esa zona de la Ciudad de México, las funciones serán los viernes, sábados y domingos de octubre y hasta el 18 de noviembre a las 20:00 horas. Pero hay que abordar a las 18:30 en Cuemanco.