El 27 de julio de 1890, Vincent van Gogh, entonces un artista poco conocido, se disparó en el estómago mientras pintaba en el campo de una pequeña comuna francesa llamada 'Auvers'. Hoy es quizá el artista más famoso del mundo.
Aunque el haberse cortado la oreja en 1888 parece ser una escena que manchó para siempre su obra y su vida, la cinta Loving Vincent, de Dorota Kobiela y Hugh Welchman, expone 56 mil pinturas al óleo basados en el trabajo de 9 años de uno de los mayores representantes del postimpresionismo.
¿Se suicidó? La posibilidad de que haya sido asesinado se planteó por primera vez en la biografía escrita por Steven Naifeh y Gregory White Smith en 2011, y se reproduce en la película.
Las dudas no se resuelven, pero en las pinturas, cada una de las cuales es un fotograma que a 12 por segundo constituyen 853 planos de la cinta, se desenvuelve la personalidad de quien un día afirmó ser un don nadie, y los motivos por los que podría haber ocultado un asesinato.
En la realización participaron también actores reales que interpretaron a cada uno de los personajes que fueron foco en las circunstancias que rodearon su muerte. Siendo así protagonistas un amigo leal que tiene en su poder la última carta que Vincent escribió a su amado hermano, y su hijo que se embarca en la misión de entregarla.
La suma de los esfuerzos de dirección, así como de más de 100 dibujantes que trabajaron a mano dio como resultado una hazaña artística y conmovedora que enternece profundamente, como el artista hubiera deseado.
"¿Quién soy a los ojos de la mayoría de la gente? Un don nadie, una no entidad, una persona desagradable.
Alguien que no tiene, y nunca tendrá, ninguna posición en la sociedad, en resumen, la más baja de las bajas.
Bueno, entonces, incluso si eso fuera cierto, un día me gustaría mostrar por mi trabajo lo que esta no entidad tiene en su corazón. Quiero llegar al punto en que la gente diga de mi trabajo: Este hombre siente profundamente".