Basada en la línea de juguetes del mismo nombre, esa que fue popular hace algunos años, se busca retomar un segundo aire. Esta vez Max McGrath es un adolescente tímido que llega de visita al pueblo natal de su difunto padre, un científico prominente que murió en circunstancias extrañas. Curiosamente, Max comenzará a experimentar ciertas anormalidades que lo hacen crear una especie de plasma azul. Un alienígena llamado Steel acudirá a su rescate, será quien lo guíe y lo ayude a controlar sus poderes. Ahora el muchacho debe resolver el misterio que rodea la muerte de su progenitor.
Predecible y condescendiente con su público se comienza a formar esta posible franquicia direccionada para preadolescentes. Sería absurdo enumerar cada punto en las que la cinta es perfecta para solo ser presentada en transportes foráneos y no en salas de cine donde el público tiene la libertad de escapar de esta atrocidad.
Sabemos que el mundo busca con ansia una nueva franquicia de superpoderes y las compañías nuevas licencias para explotar -así funciona el mundo-, pero esto no quiere decir que tiene que ser un mal producto, el estudio o el realizador pudieron tomar la dirección que quisieran y, sin embargo, se lanzan a la yugular sin importar la calidad de su producto.
Evidentemente estamos a salvo de que se piense en una segunda parte de este accidente fílmico de exactos 90 minutos.
Tú puedes poner de tu parte y evitar la molestia de ver este intento de película. Lo agradecerás por siempre, garantizado.