Hablar de una película de Rambo parece fácil para muchos; se tiene la idea que es violencia gratuita gráfica, donde un solo hombre puede derrotar a un ejército entero; y en general así es, de hecho, Rambo: Last Blood no se aleja de esa premisa.
Sin embargo, esta película nos da un poco más que acción irreal de un hombre de 70 años, sobretodo si uno la ve como mexicano; pues presenta una realidad que, aunque se quiera ocultar o minimizar, ahí está presente en el país.
Esto nos da una de las obras de Stallone más interesantes desde Rocky Balboa; y en el caso de Rambo, desde la ya lejana First Blood. a continuación te diremos por qué esta obra es la digna despedida del hombre de acción por antonomasia.
Rambo: Last Blood y el hombre de guerra
Rambo: Last Blood nos sitúa después del final de la cuarta entrega, John Rambo. Han pasado 10 años tanto en la ficción, como en la realidad; el ex militar se encuentra retirado de toda acción en su casa en Arizona, donde lo acompaña su familia, María y Gabriela.
Se puede decir que son su tía y sobrina postizas; pero que él quiere como nunca ha querido a un ser humano. No obstante, el guerrero sufre de regresiones mentales, su paz se ve alterada por recuerdos de sus anteriores batallas.
Aunque trata de vivir alejado de los conflictos bélicos, parece que estos lo alcanzan tarde o temprano; ahora con otro tipo de guerra, cuando su sobrina desaparece misteriosamente al internarse en territorio mexicano.
La realidad de las mujeres en México
Podemos dividir está obra en dos secciones claras; la primera nos muestra la realidad de muchas mujeres en nuestro país; se muestra si tapujos el cómo, de un momento a otro, una joven puede desaparecer en México sin dejar rastro.
Aquí está presente la desesperación de los familiares, el cómo las autoridades parece que no pueden o quieren hacer nada y la figura impune del narco/tratante de blancas (con una gran actuación de Óscar Jaenada "Luisito Rey" como uno de los villanos).
Si está película se hubiera estrenado hace 30 años, se podría decir que es una mala representación del país; no obstante, en la época actual, está más cerca de la realidad que de la ficción, a pesar de tener a Rambo en pantalla.
Puro fan service para amantes de Rambo
La otra parte del filme es Rambo en su estado más puro; donde la sangre, mutilaciones y balazos están a la orden del día. Es decir, todo lo que una persona esperaría de una película del personaje, que hay que decirlo, explota la violencia sin reservas.
Aún así, mantiene cierto grado de verosimilitud, pues ya no vemos a ese John físico de antaño, por la misma capacidad que tiene el personaje y Stallone; al contrario, tenemos a un ser más estratégico, que aplica todo lo que aprendió en la guerra para proteger a su familia.
Claro, hay varias escenas que rompen con ese realismo mediano; no obstante, esto no afecta la dinámica de la obra, al contrario, la hace más significativa; conectando de manera perfecta esa parte más narrativa y profunda, con la acción explosiva.
Rambo no quiere justicia
Rambo: Last Blood entrega más de lo que parece en un primer momento; en realidad nos hace pensar por un momento en la realidad del país; al mismo tiempo que ponen en la mesa la ultraviolencia que una esperaría de una cinta de este tipo.
A pesar de todo, Stallone y compañía no quieren hacer un discurso político, por lo menos no de manera evidente; sobretodo porque, a diferencia del pasado, John Rambo no quiere solucionar ningún conflicto.
De hecho se lo mencionan en una parte, que no importa lo que haga, la situación en México no cambiará. Sin embargo, y esto resume todo lo que engloba el filme; Rambo menciona que no quiere justicia, el sólo quiere venganza.