Esta cinta rompe con cualquier regla establecida en el cine comercial americano proyectado este año. Nos es puesta frente a nosotros -la audiencia-  una verdadera “cámara de tortura” visual. 

Los realizadores, los hermanos Safdie, exploran la idea de la sociedad como un sistema destinado al fracaso. Desde sus primeros minutos expone todo lo opuesto a su título, esta es una ventana en las vidas de los hermanos Nikas; Nick, un joven con un alto grado de deficiencia mental y Connie, el hermano mayor que busca a su manera salir adelante de los obstáculos que se le van presentando a lo largo de su historia. Este es un viaje al olvido, a lo invisible, es una mirada a lo que aborrecemos de nosotros mismos pero que una y otro vez nos define como sociedad;  esta es una historia  que definitivamente se olvidara. 

La presentación de Nick (Benny Safdie) ante la audiencia es una de las mejores escenas que hemos visto este año. Los directores toman influencias del cine de Krzysztof Kieslowski y el método de shock del argentino Gaspar Noé y Larry Clark  para construir a detalle la situación que vive el personaje,  es en esta escena -montada durante un análisis psiquiátrico- donde vemos en primer plano lo severa que es la situación para los hermanos Nikas. Nick durante esta evaluación psiquiátrica nos revela sus sentimientos al desnudo, las preguntas conforme se van intensificando nos muestran un personaje en sincero dolor tratando de asimilar sus recuerdos y remordimientos, son  alfileres directos al corazón; la entrada inoportuna de Connie (Robert Pattinson)  que interrumpe sin remordimiento la evaluación, que de igual forma también interrumpe cualquier oportunidad de seguridad emocional y empatía que se construía con la audiencia, es un excelente primer paso ante la aventura que nos espera, pocos minutos después de esto  la cinta nos presenta su premisa sin dar vueltas, los hermanos Nikas se preparan para roban un banco, con un aparente éxito en el golpe salen triunfantes del edificio, pero el destino les tiene preparada una jugada muy distinta a lo planeado  cuando Nick es detenido por la policía  y da a Connie la total  responsabilidad de sacar de la cárcel  a su hermano sin importar las consecuencias. 

Robert Pattinson como es su costumbre se entrega a desmedida al proyecto y demuestra una vez más su muy oculta calidad actoral -nunca olvidaremos Twilight- es visceral a un punto grotesco. Pattinson construye a Connie como un individuo inteligente y calculador que sale adelante en base de engaños casi como un psicópata solo que motivado por la salvaguarda de su hermano cautivo. Los directores exploran cualquier posibilidad para el personaje y deciden tomar rutas narrativas complicadas pero que desencadenan  en situaciones inimaginables para los personajes. 

El filme cuenta con un imperceptible bajo presupuesto. Cada detalle es cuidado a la perfección. La excelente fotografía de Sean Price Williams captura con colores, y excelente manejo de cámara, la frenética vida de los personajes es un excelente ejemplo de que la  austeridad va de la mano con  creatividad. Otro trabajo a destacar viene por parte de la dirección de arte, los escenarios como el vestuario cobran vida y toman un estilo único que pocas veces vemos en una cinta de esta categoría. 

Good Time es para cinéfilos en busca de retos. Este es un proyecto que en ocasiones es difícil de ver o soportar, pero la recompensa viene en la discusión posterior a la proyección mas que en el proceso de la misma. Perfecta para los adictos al cine independiente que no busca la simpatía del público, busca mostrarnos una historia sin prejuicios o moral. No la dejes pasar.