Mientras que Rachel Warrington Blair asegura que su matrimonio con Eduardo Videgaray fue un infierno ya que la golpeó y hasta le infiel, el presentador de televisión da la cara a las acusaciones mismas que niega.

Esta mañana el conductor se presentó en el programa Sale el Sol junto a su prometida Sofía Rivera Torres para desmentir públicamente ser un hombre violento así como confirmar que sí se drogó mientras estuvo con Rachel pero jamás le pegó.

“Se dicen muchas cosas de mí, lo dice una mujer con la que yo estuve casado hace más de 20 años, me casé con ella en 1994, cuando yo tenía 24 años y me divorcié de ella hace 20, y ahora empezaron a salir publicaciones de ella por diversas razones”, explicó Videgaray para posteriormente revelar el motivo de los ataques de su expareja.

De acuerdo con Eduardo, a su ex no le pareció enterarse sobre sus planes de casarse próximamente por lo civil con Sofía, además de que también unirán sus vidas por la vía religiosa.

Por lo anterior buscó a Rachel para la disolución: “yo solo quería decirle, necesito tu domicilio para que puedan notificarte… Yo no sabía cómo hablarle porque sé como es, viví con ella cosas difíciles”.

Confirma que durante su matrimonio se drogaba, una adicción que nunca ha negado. "Lo dejé hace 20 años, justo cuando me separé de ella, porque era una relación tóxica en todos los sentidos”, dice y deja claro que esa separación fue buena en su vida porque empezó a ejercitarse, se alejó de malas influencias y el éxito llegó.

Asimismo hace hincapié, jamás la golpeó: “Yo soy la persona más pacífica. Nunca he tenido un conflicto con nadie, nunca he llegado a los golpes con nadie. Jamás en la vida le he levantado la mano a una mujer, es absolutamente falso. Me indigna, me ofende, me molesta mucho. Yo tengo una hija… Yo tengo un respeto profundo por la mujer”, concluye.

Por su parte, Sofía aseguró no ser una mujer tonta y mucho menos cuando se trata de elegir al hombre con el que compartirá su vida, a quien tiene en el mejor concepto y está segura no es un golpeador por lo que la boda civil, a celebrarse en tres semanas, continúa.