En una época donde el resurgimiento de la conciencia bien podría ser una última oportunidad de despertar, Bardo posiblemente se convierta en la película de cabecera para el inicio del cambio personal.

Alejandro González Iñárritu comparó a Bardo con Rayuela porque al final, no importa por dónde comiences; al ser una historia circular, podrás entender todo.

Y diríamos también que porque la cinta permite infinitas interpretaciones, dependiendo de los ojos que la miran.

“La belleza no tiene otro origen más que en la herida. La herida es luminosa; es el refugio y el vacío de la vida, lo que nos mantiene vivos y lo que más nos enseña y nos transforma”

Alejandro González Iñárritu sobre Bardo.
Alejandro González Iñárritu

Bardo es esa película que quieres conversar con tus amigos, pues plantea preguntas que requieren respuestas que emanen desde lo más profundo de cada ser.

Así como Alejandro González Iñárritu nos muestra en Bardo su propio entendimiento de la vida, del ser mexicano, etc., uno desea conocer las reflexiones que de ella surgen, pero en otras mentes y corazones.

Escena de 'Bardo', película de Alejandro Iñárritu

¿Qué es Bardo, el título de la nueva película de Alejandro González Iñárritu?

Habiendo hablado ya sobre las muchas interpretaciones que puede llegar a tener la cinta, expliquemos pues, a qué se refiere Alejandro González Iñárritu con Bardo, según lo que el cineasta aborda en la historia.

Su personaje principal, que curiosamente resulta ser el álter ego de Alejandro González Iñárritu, se encuentra en el bardo a lo largo de toda la película, ¿lo notaste?

Desde una perspectiva budista tibetana, el bardo es la transición que ocurre en el proceso de la muerte y previo a la próxima reencarnación.

“Hacer Bardo no fue una decisión deliberada, nació de una necesidad de poner las cosas en orden, de darle sentido a una gran cantidad de sensaciones, de nostalgias, y una balanza de cosas positivas y oportunidades”

Alejandro González Iñárritu sobre Bardo.
Daniel Giménez Cacho en Bardo

Se trata del momento en el que, por el estado “inconsciente” en el que nos encontramos, realizamos un análisis de nuestra vida y vemos en retrospectiva todo lo que fue, o por lo menos lo más significativo.

Y es este viaje a tu yo más interno lo que otorga el verdadero valor a todas esas situaciones y sentimientos, a los que el ego impidió “pesar” adecuadamente.

Durante el bardo aparecen nuestros miedos más internos, nuestras luchas, carencias, lo que pudimos haber hecho mejor, pero también todo lo que valió la pena, lo afortunados que fuimos, la gratitud por lo vivido.

Alejandro González Iñárritu quiere repetir Oscar con Bardo

Bardo de Alejandro González Iñárritu, un viaje de Ayahuasca

Sin temor a equivocarnos, más que una película, Bardo es un despertar de conciencia, un rito ceremonial similar al que se realiza cuando se consume algún alucinógeno.

Pareciera que Alejandro González Iñárritu nos introduce a su viaje y ya dentro somos capaces de ver y, aún más importante, de sentir, toda la información que va llegando a raíz de haberle abierto la puerta a la conciencia.

“Había una sensación que me decía que allí tenía que explorar algo, ‘esta incomodidad te exige una introspección’”

Alejandro González Iñárritu sobre Bardo.
Alejandro González Iñárritu y Daniel Giménez Cacho en Bardo

Y aunque no está claro si el cineasta consumió Ayahuasca para la realización de Bardo, muchos son los que apuntan a que esto parece ser así.

Lo cierto es que da la sensación de estar enviando muchos mensajes (tal como ocurre cuando se consume alguna planta de poder) desde un lugar de entendimiento al que ya llegó.

Estos mensajes deberán ser reflexionados poco a poco y con el tiempo, para lograr una integración completa. Otra vez, como ocurre con las medicinas tradicionales.

“Siempre quise ver esta película desde arriba; es decir, desde la luz; no es un viaje a la oscuridad, es un paseo desde donde podemos ver el fondo de las cosas pero con todas sus luminosidades”

Alejandro González Iñárritu sobre Bardo.
Elenco de Bardo

Lo anterior es precisamente lo que permite quitarle a Bardo el juicio de ser una cinta pretenciosa, y mirarla como un regalo de Alejandro González Iñárritu al mundo.

Porque cuando te acercas a un lugar donde todo parece ir mejor y eres capaz de reírte de tu propio ego, lo único que quieres es compartirlo con los demás.