Yalitza Aparicio nunca olvidará lo difícil que fueron sus primeros pasos por la industria del cine y la verdad no quiere olvidarlo ni siquiera por la discriminación que sufrió en medio del éxito de la película Roma.
En una nueva entrevista para la revista ELLE México, cuya portada de septiembre protagoniza, Yalitza Aparicio confiesa que en estos últimos tres años aprendió a escucharse en lugar de escuchar a los demás.
Y es que Yalitza Aparicio, originaria de Oaxaca, acepta que recorrer este nuevo camino donde las cámaras apuntan a ella y la atención recae en cada uno de sus movimientos no ha sido fácil.
Sobre todo porque en lugar de aplausos y reconocimientos fue severamente criticada aún cuando los Oscar la nominaron en la categoría ‘Mejor Actriz’ tras su participación en el filme de Alfonso Cuarón.
Consiente de ser un rostro nuevo o, mejor dicho, uno diferente al que la gente no está acostumbrada a ver en pantalla, le es suficiente razón para aferrarse a ella aun cuando dudo en seguir por este camino.
“Me preguntaban mucho si quería seguir en el cine y no lo sabía porque era ese bombardeo contra la ilusión”, señala a la par que lamenta la discriminación y el rechazo hacia nosotros mismos.
Sin embargo, toma lo mejor de esas críticas e incluso las usa para impulsarse: “Surgió un deseo de poder decir: ‘Ahora quien venga después, no tiene que sufrir por esto’, como dije, hay que abrir puertas”.
Por ello, además de hacerse presente en el cine, desea aprovechar al máximo las redes sociales. “Entendí que tengo una buena plataforma para inspirar a otras personas y no quiero que pasen por lo que pasé”.
Yalitza Aparicio como embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO
Tras ser nombrada embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO, Yalitza Aparicio sintió un gran peso sobre sus hombros.
“Yo sola me presionaba y pensaba: “cómo voy a ser Embajadora para los pueblos indígenas si yo misma no hablo una lengua indígena, yo misma soy el resultado de esta discriminación y por eso perdí mi lengua”, recuerda.
Pero aquel miedo se redujo cuando entendió Yalitza Aparicio tuvo el valor de aceptarse y que cada uno tiene la responsabilidad de hacer lo mismo, de hablar, de expresarse, de simplemente ser.
“Es una responsabilidad compartida. Es una misma lucha que al final se trata de respeto y aceptación”, subraya