Durante un encuentro con la prensa, Juan José Origel se dijo bien preocupado por la salud de Yolanda Andrade.

Pues luego de haber grabado con Yolanda Andrade, Juan José Origel -de 76 años de edad- no se explica porqué ya no puede hablar.

Y es que, de acuerdo con Juan José Origel, él habría visto muy bien de salud a Yolanda Andrade, de 52 años de edad, como para que la conductora tenga problemas de salud.

Juan José Origel estaría preocupado por la salud de Yolanda Andrade

En un encuentro con la prensa, Juan José Origel fue cuestionado sobre la salud de Yolanda Andrade.

Pues luego de que Yolanda Andrade reapareciera el pasado 12 de junio aún sin poder hablar, Juan José Origel se dijo muy preocupado por su amiga.

Yolanda Andrade

De acuerdo con el periodista, la última vez que vio a la conductora de ‘Montse & Joe’ ella estaba muy bien de salud.

Por lo que ahora Juan José Origel no se explica porqué Yolanda Andrade ya no puede hablar, o los motivo del rápido deterioro de su salud.

“Yo estuve hace tres semanas en el programa con ella, la vi muy bien, muy bien. No sé qué pasó. Me dijeron, que el último programa ya no hablaba”

Juan José Origel

Sin embargo, el también conductor televisivo aseguró que no se ha comunicado con la Yolanda Andrade para informarse, ya que procura darle su espacio a las personas enfermas.

Finalmente, Juan José Origel señaló que sería cuestión de tiempo para que podamos ver el progreso de Yolanda Andrade.

Juan José Origel

Yolanda Andrade no habla, pero se sentiría bien tras tantas recaídas de salud

Fue el pasado 7 de junio cuando Yolanda Andrade sorprendió a los medio y sus seguidores utilizando un pizarrón durante su programa ‘Montse & Joe’.

Aunque en un principio se especuló que Yolanda Andrade había perdido la voz debido a una infección, el silencio de la conductora ya comenzó a levantar alarmas.

Pues tras una semana sin voz, la conductora seguiría sin poder hablar, aunque con el sentido del humor intacto.

Aprovechando su incapacidada comunicativa, Yolanda Andrade protagonizó un juego de caras y gestos para sincerarse sobre lo que habría sido su dura niñez.