Ciudad de Dios: la lucha no para es una serie que retoma la historia de la icónica película dirigida por Fernando Meirelles hace ya más de 20 años.
Si bien se podría pensar que Ciudad de Dios: la lucha no para es otro intento de las grandes productoras de explotar una película de antaño, la realidad es que esta serie se sostiene por sí misma.
Nosotros tuvimos acceso a los capítulos del show, por lo que pudimos ver de primera mano el gran trabajo que se hizo con este proyecto.
Pues agrega una buena cantidad de temas al discurso de la obra original, explorando la evolución de las favelas de Río de Janeiro y los desafíos contemporáneos que enfrentan sus habitantes.
¿De qué trata Ciudad de Dios: la lucha no para?
Ciudad de Dios: la lucha no para nos muestra el regreso de Buscapé a las favelas, ahora convertido en un fotoperiodista.
Su intención es retratar la realidad de las zonas marginales de Brasil, para mostrar al mundo cómo es la vida en dicho lugar; algo que experimentó en carne propia cuando era joven.
En dicho lugar nuestro protagonista se encontrará con viejos conocidos, caras nuevas y un ambiente que aunque en la superficie es diferente, en el fondo es muy parecido a lo que vio hace varios años.
Ciudad de Dios: la lucha no para busca mostrar si ha cambiado algo dentro de las zonas marginales, o si por el contrario, la violencia, corrupción y abandono se mantienen.
Así la serie mantiene la intensidad y el realismo que caracterizaron a la película original; abordando temas como las milicias, la corrupción política y la lucha por el poder.
Siendo Buscapé el hilo conductor que conecta el pasado con el presente; demostrando en primera instancia, que las cosas siguen igual en su hogar, dando un tono de decepción al incio.
Sin embargo, Ciudad de Dios: la lucha no para tiene un mensaje doble. Aunque no escatima en mostrar la brutalidad del narcotráfico y la violencia que azota a las favelas, también destaca los esfuerzos de los habitantes por cambiar su realidad.
Este enfoque en la resistencia y el empoderamiento comunitario ofrece una perspectiva más completa y esperanzadora en Ciudad de Dios: la lucha no para.
La serie muestra iniciativas comunitarias, proyectos sociales y la lucha diaria de los residentes; siendo nuevamente una crítica al fallo de un sistema, que no ha podido evolucionar para bien a pesar de los cambios de administración.
Este equilibrio entre la dureza de la realidad y la esperanza de un futuro mejor es uno de los aspectos más destacados de la serie.
¿Cómo son las actuaciones y producción de Ciudad de Dios: la lucha no para?
Ciudad de Dios: la lucha no para conserva la estética cruda y vibrante de la película, con una cinematografía que captura la esencia de las favelas.
Los colores, la iluminación y los ángulos de cámara están cuidadosamente seleccionados para transmitir la atmósfera única de la parte más abandonada de Río de Janeiro.
Además los flashbacks en Ciudad de Dios: la lucha no para están muy bien cuidados, permitiendo a los espectadores que no vieron la película original, conectar emocionalmente con los personajes y sus historias.
Esto también se logra gracias a las actuaciones destacadas del elenco, sobretodo de aquellos que regresan para esta historia.
Alexandre Rodrigues como Buscapé muestra una evolución del joven que vieramos en 2002, con una madurez y profundidad que reflejan el paso del tiempo.
Tampoco podemos olvidar a Roberta Rodrigues como Berenice, la cual ahora explota completamente al personaje, como una importante figura de poder.
La cual aún busca esa vida más allá de la violencia de su entorno; pero ahora dedicada a mejorar ese mismo contexto en el que está inserta.
Los nuevos actores también aportan interpretaciones sólidas, especialmente en los roles de jóvenes que enfrentan los desafíos de crecer en un ambienta tan hostil.
Todos con una química palpable, lo que añade autenticidad a las relaciones y conflictos que se desarrollan en la pantalla.
¿Cuales son los puntos negativos de Ciudad de Dios: la lucha no para?
Ciudad de Dios: la lucha no para no es una serie perfecta; aunque la realidad es que tiene muy pocos “peros”.
Uno de ellos es que sigue dependiendo en gran medida de la película original, a pesar de que trata de ser amable con la nueva audiencia.
Para comprender a la perfección el tratamiento de Ciudad de Dios: la lucha no para, se necesita tener todo el bagaje que te deja la película de 2002.
De lo contrario el espectador puede perder datos importantes, que afectan el desarrollo de los personajes en general.
Otra cosa a comentar es que algunos espectadores pueden encontrar en el ritmo y la constante violencia algo abrumador.
La serie no se detiene en mostrar la crudeza de la vida en las favelas, lo que puede ser difícil de digerir para algunos.
Aunque Ciudad de Dios: la lucha no para es claramente para un público adulto, esta representación realista, podría no ser de fácil digestión incluso para esta audiencia.
¿Vale la pena Ciudad de Dios: la lucha no para?
Ciudad de Dios: la lucha no para es una serie poderosa que no solo continúa la historia de la película original, sino que ofrece una extensión real de la temática que vimos en esta.
Su enfoque en la resistencia y el cambio social, hacen que Ciudad de Dios: la lucha no para destaque en un panorama saturado de series sobre narcotráfico. Que en general hacen apología de crimen organizado, cosa que aquí no sucede.
Si bien tiene sus debilidades, como el hecho de pedir a la audiencia conocer en lo general la obra original; esto no afecta en gran medida la experiencia.
Tal y como lo fuera en 2002 la obra de Fernando Meirelles; la serie es un testimonio de la capacidad del cine y la televisión para cuestionar la realidad, ofreciendo al mismo tiempo entretenimiento y reflexión.