México.- Gracias a un grupo de científicos y monjas en Michoacán, el achoque, un tipo de ajolote que llegó a considerarse extinto en su medio natural, cada día tiene mayores esperanzas de aumentar su población y mantener la supervivencia de su especie.

Las monjas del convento de la Basílica de Nuestra Señora de la Salud, en Pátzcuaro, usan achoques desde hace 150 años para fabricar jarabe contra la tos.

“Tuvimos una primera visión como para el jarabe, pero pronto cambia la visión de que es más importante una especie que está en peligro”, señaló en entrevista con el noticiero En Punto, de Televisa, sor Ofelia Morales, encargada de la Unidad de Manejo Animal (UMA).

Desde el año 2000 , las monjas también los crían para su conservación. Actualmente tienen unos 300 ejemplares.

Su labor es parte de un programa donde distintas instituciones michoacanas se dedican a conservar al achoque, que se creyó extinto en su hábitat natural.

Alumnos e investigadores de la Universidad de Michoacán monitorean constantemente el Lago de Pátzcuaro, hábitat natual de los achoques, donde se estima que hay menos de 100 ejemplares.

“Es un monitoreo sistemático, en donde marcamos los individuos que salen del lago con microchips//podemos estimar la población de adultos en el lago”, explicó el investigador Luis Escalera.

“La idea es que este proyecto dure 4 o 5 años hasta entender qué está pasando con el lago y qué está pasando con las poblaciones de achoque”, indicó el investigador Omar Domínguez.