Tijuana, Baja California.- La etnia kumiai está desapareciendo, pese a que habitan pocas zonas de Baja California, principalmente en las reservas entre San José de la Zorra, rumbo a Ensenada, así como en Juntas de Neji y Peña Blanca, entre Tecate y El Hongo.
Aunque son cientos, sólo 15 hablan el idioma kumiai, razón por la cual las hermanas Norma y Aurora Meza tratan de transmitir las tradiciones y la lengua a sus familiares; Aurora traduce cuentos para la Universidad de California, sin embargo, es cierto que no todos desean aprender.
?Nuestra reserva, esta tierra, es lo único que tenemos. Ya somos muy pocos los que hablamos el antiguo kumiai. ¿Qué quedará de nuestra cultura dentro de unos años??, se pregunta Norma.
El pueblo del encino está desapareciendo, el árbol es sagrado y se le considera bondadoso, es la vida para los kumiai; las bellotas son la materia prima para producir harina con la cual alimentarse, además la leña da calor y sirve para cocinar.
Una vez al mes los investigadores de San Diego acuden a la región para grabar el idioma kumiai y los herederos tratan de unificar su escritura con el alfabeto latino, "porque al morirnos nosotros ya nadie lo seguirá hablando y escribiendo?.
En el cañol del Alamo, se ubica la montaña sagrada Wiy-ipa y los antiguos encinos; pese a que es una reserva federal, la tierra es constantemente invadida y los procesos jurídicos son tan lentos, además de que las autoridades no prestan atención, todo eso contribuye a que no se ofrezcan respuestas adecuadas a las denuncias de los kumiai.
Relato sobre la formación del mundo para los kumiai
Al inicio de los tiempos existían dos hermanos gigantes, vivían bajo el mar. El mayor, el malo, convenció al menor para que subiera a la superficie para crear el mundo, pero la sal le quemó los ojos y se quedó ciego. El hermano menor, que tenía un animo bueno, se vio así obligado a seguir las indicaciones de su hermano mas grande, que en cambio no deseaba crear nada bueno y era tramposo.
Entre los dos fueron formando el mundo. Y mientras el hermano mayor creaba lo malo, como la serpiente o la oscuridad, el menor creó al sol, las liebres y los encinos.
A la hora de morir solamente el gigante menor subió al cielo, mientras del hermano mayor ya no se supo nada. Él aún no ha muerto y está en la tierra.
Con información de La Jornada