El pasado 20 de junio dos sacerdotes jesuitas fueron asesinados en Cerocahui, Chihuahua, por un pleito de beisbol iniciado por el equipo perdedor.
Los sacerdotes jesuitas que eran mejor conocidos como “El Gallo” y “El Morita”, fueron asesinados al interior de un templo por el patrocinador del equipo perdedor, José Noriel Portillo “el Chueco”, quien fue fichado por en Instituto Nacional de Migración (INM) para que no pueda escapar de la justicia.
Mientras que la Fiscalía de Chihuahua ofreció una recompensa de 5 millones de pesos por información que lleve a su detención.
¿Quiénes eran los sacerdotes jesuitas que fueron asesinados en el estado de Chihuahua? Se tratan de:
- Javier Campos Morales, padre “el Gallo”
- Joaquín César Mora, padre “el Morita”
Javier Campos Morales, el “Padre Gallo”, uno de los sacerdotes jesuitas asesinados
Uno de los sacerdotes jesuitas asesinados, Javier Campos Morales, “El Gallo”, nació en la Ciudad de México el 13 de febrero de 1943, pero desde muy temprana edad se mudó Monterrey, Nuevo León.
En su adolescencia, a los 16 años, Javier Campos Morales, “El Gallo”, ingresó a la Compañía de Jesús en busca de ser ordenado sacerdote, lo cual consiguió en 1972, a los 29 años.
Un año después, el sacerdote jesuita inició sus funciones como superior vocal, vicario pastoral y episcopal en la comunidad de Norogachi, que se ubica en la Sierra Tarahumara.
Quien fuera mejor conocido como el “Padre Gallo”, también estuvo a cargo de otros puestos en las siguientes comunidades del estado de Chihuahua:
- Párroco en Guachochi (de 1974 a 1983)
- Párroco en Chinatú (de 1987 a 1999)
Además, desde el 2019 el sacerdote jesuita que fue asesinado, se desempeñó como Superior de la Misión Jesuita, al ser el Párroco, Vicario de Pastoral Indígena de la Diócesis de Tarahumara.
El “Padre Gallo” era una persona alegre, recuerdan
Lejos de los cargos que ocupó durante su vida que dedicó al sacerdocio, el “Padre Gallo” es reconocido por feligreses y cercanos, por otros aspectos más personales.
El también padre Ismael Bárcenas, ha declarado que su compañero sacerdote jesuita, era una persona alegre que decidió dedicar su vida a los habitantes de la Sierra Tarahumara.
Para ello, refiere el religioso, el sacerdote jesuita se les acercó de manera íntima, pues aprendió su idioma, sabía los nombres de los pobladores y conocía los caminos de las comunidades.
Joaquín César Mora, “El Morita”, el otro sacerdote jesuita asesinado
El otro sacerdote jesuita asesinado, Joaquín César Mora, nació el 28 de agosto de 1941 en el municipio de Monterrey, en el estado de Nuevo León.
Como en el caso de el “Padre Gallo”, su compañero, “El Morita” o “Pato”, como también era conocido, se unió a la Compañía de Jesús a los 16 años de edad.
A los 30 años de edad, en 1971, el sacerdote jesuita alcanzó dicho grado tras su ordenamiento, en la misma ciudad de Monterrey.
Años después, “Pato” se integró a las misiones en la Sierra Tarahumara, donde permaneció y se desempeñó como sacerdote jesuita a lo largo de 23 años.
Desde el ámbito personal, allegados a Joaquín César Mora lo recuerdan como una persona con una sensibilidad profunda y que siempre se alejó de lo material.
Conocido del sacerdote jesuita refieren que además de que “El Morita” nunca ostentó ningún lujo, usualmente entregaba parte de sus posesiones a los más pobres.
Su cercanía con las comunidades tarahumaras también fue estrecha, ya que allegados recuerdan que el sacerdote jesuita siempre sonreía cuando le preguntaban por la sierra.