México.- En torno a Nazario Moreno González, “El Chayo”, abatido, ahora sí este domingo durante un enfrentamiento con elementos de la Marina en Tumbiscatío, Michoacán, circulan leyendas urbanas, como las que se alzan sobre otros poderosos capos de la droga.
Quienes lo conocieron destacan lo que podría considerarse como una contradicción: era una persona impulsiva, sanguinaria, pero también religiosa.
Los grupos de Autodefensa señalan que luego de diciembre de 2010, cuando supuestamente había muerto en un enfrentamiento con fuerzas federales en Apatzingán, el delincuente ordenó construir pequeñas capillas con su imagen en las entradas de algunas poblaciones de Tierra Caliente.
Esas edificaciones fueron derribadas cuando los comunitarios entraron a La Ruana, Apatzingán y Buenavista Tomatlán, entre otras.
El diario La Jornada hace un recuento del historial criminal de Nazario Moreno: A finales de los 90 “era integrante del cártel del Golfo, que después fue el del Milenio, luego ‘La familia michoacana’ o ‘La Empresa’, y actualmente se le conoce como los ‘Caballeros Templarios’”.
Tras las divisiones que surgieron y problemas entre los capos, se crearon fragmentaciones de los grupos delictivos. “El Chayo” era encargado de la plaza de Morelia, cuando aún era el cártel del Golfo. Posteriormente, junto con Jesús Méndez Vargas, “El Chango”, y otros líderes criminales fundó “La Familia Michoacana” en 2006.
Entre 2003 y 2005, aún no era uno de los principales líderes de la delincuencia organizada en Michoacán, pero se perfilaba para ser uno de los grandes jefes de la mafia.
Y es que “El Chayo” contaba con amistades con miembros de la policía estatal, quienes a decir de un testigo protegido le brindaban seguridad a su familia y vigilancia en las casas de seguridad.
También distribuía dinero entre los necesitados de la región de Apatzingán, donde se establecería después.
El 10 de marzo de 2011 surgieron los “Caballeros Templarios”, siendo “El Chayo” el principal capo de los “templarios”.



Entre los coordinadores de las autodefensas hay opiniones distintas: para el llamado Comandante Cinco, El Kike Plancarte es el mando principal y le seguía Nazario Moreno; después Servando Gómez Martínez, La Tuta. En cambio, para el coordinador de La Ruana, Hipólito Mora, "El Chayo" era el número uno.
Nazario Moreno publicó el libro “Me dicen el más loco”, en el que en el que afirmaba que los hechos delictivos tenían un fondo social.
Se dice que como estrategia, además de reclutar jóvenes de las rancherías de las regiones de Tierra Caliente, Sierra Occidental y la Costa, era enviar gente a rescatar drogadictos en ciudades como Uruapan y Morelia; los rehabilitaba y después se sumaban a las filas de la organización delictiva.
En 2010, el Gobierno de Felipe Calderón presumió haber matado a “El Chayo”, pero ex templarios y gente del Valle de Apatzingán habían asegurado en los pasados tres años que estaba vivo.
Incluso, hubo incluso quienes lo querían “hacer santo” porque “obraba milagros”.
Nazario Moreno González nació en marzo de 1970.