Cada día son más los mexicanos que deciden vivir por su propia cuenta y compartir vivienda, debido principalmente a la conveniencia de reducir costos y a la sobredemanda que se observa especialmente en el centro de las grandes ciudades, donde se concentran buena parte de las fuentes de trabajo. Así, muchos jóvenes prefieren buscar un cuarto en renta localizado cerca de su oficina y gastar únicamente una fracción de lo que normalmente se pagaría por un departamento entero que, de todos modos, resultaría demasiado espacioso para vivir solo.
Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan un incremento en el número de personas que no viven con su pareja, ni con algún miembro de su núcleo familiar, de los cuales la mayoría prefiere recurrir a la comodidad de una casa compartida.
Este grupo, que algunos llaman “neosolteros”, también se caracteriza por sus hábitos de consumo, mucho más refinado. Al no tener hijos y pagar sólo una fracción de su salario en renta, pueden destinar buena parte de sus ingresos a gastos que se consideraría superfluos si contaran con la responsabilidad de una familia, como gadgets tecnológicos, coleccionismo, restaurantes y tiempo libre, sin olvidar el gasto en mascotas, uno de los rubros con mayor crecimiento en el país. En todos estos casos, suelen recurrir a internet para realizar sus compras, ya sea a través de portales como Segundamano o mediante aplicaciones móviles.
Otro fenómeno que se observa entre la juventud del país es que ahora permanecen en el hogar de los padres hasta una edad promedio mayor a la del pasado. Se calcula que los mexicanos se independizan a los 28 años, en promedio, en parte porque ahora prefieren especializarse y concluir un posgrado antes de insertarse en el mercado laboral, o bien porque los salarios de un recién egresado no son los idóneos para comenzar una vida alejada de sus tutores.
Ante esta situación, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) recomendó a los jóvenes del país contar con una buena cultura financiera y ahorrar para lograr su independencia, ya sea buscando becas para financiar sus estudios, acercarse a bancos para conseguir un crédito que les permita abrir un negocio o, precisamente, compartir vivienda para aminorar los gastos.