Cuando somos jóvenes, todos tenemos corazones variables pero rápidamente los de hombres se regularizan, no así con los de mujeres, que permanecen fluctuantes, así que el corazón femenino es aún más complejo de comprender que el masculino.
Alejandro Frank, coordinador general del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la UNAM, explicó en conferencia que el comportamiento del corazón es complejo pues aunque a veces palpita de manera constante, también puede hacerlo sin orden y con exceso si, por ejemplo, nos persigue un león o vemos a un ser amado.
Para señalarlo mejor mostró dos cardiogramas ante especialistas del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez; uno con crestas y valles regulares y otro con frecuencias desordenadas, y planteó el siguiente acertijo: "Una de estas gráficas pertenece a un individuo sano y el otro a alguien severamente enfermo, ¿Cuál pertenece a cada cual?". Todos los presentes respondieron lo obvio, que la primera era la del individuo sano.
"Es al revés, ese latir periódico y uniforme pertenece al de un señor con insuficiencia periódica grave, mientras que el fluctuante y variado es el de la persona sana y esto es la mejor evidencia de aquello que señalo: el corazón es complejo", expresó el académico. Y agregó que al correr de los años, los latidos adquieren regularidad por la vejez.