La noticia de que Disney eligió a la joven actriz y cantante Halle Bailey para interpretar a Ariel en el próximo live action de La Sirenita, está causando controversia pues a partir de ello mucha gente ha dejado ver que aún vivimos en una sociedad racista que no se atreve y no quiere romper los estereotipos ni de clase, ni de belleza, ni de amor y mucho menor de raza.
Para nada son pocos los usuarios en redes sociales que se ofendieron ante el hecho de que el gigante de la industria del entretenimiento decidiera cambiarle el color de piel a un personaje ficticio del que además no se sabe si en la historia original era una mujer blanca, delgada, de senos pequeños, heterosexual y pelirroja. De hecho, ahora surgió una versión que asegura que este cuento en realidad estuvo inspirado por un amor gay.
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Entre los pocos argumentos que se han dado para justificar el racismo en contra de la idea de que un personaje ficticio puede no ser de piel blanca, la gente ha reclamado que con esto Disney “traiciona al público”, “destroza infancias” y “genera racismo”, pero también han reclamado que la empresa del ratón está siendo infiel a la historia original.
Sin embargo, un usuario de Twitter quiso dejar claro que los cuentos que Disney nos ha presentado sobre sus famosas princesas, distan mucho de como fueron escritos originalmente y que siempre son adaptados a la época, la idiosincracia y a las inquietudes del público.
En un hilo de Twitter, Pável Danvers hizo mención de La Cenicienta, La Bella y la Bestia, La Bella Durmiente, Rapunzel.
En La Cenicienta original no existe un hada madrina, sino un árbol mágico. Las hermanastras, cuando el príncipe acude con la zapatilla de cristal, se cortan un pulgar y un talón respectivamente, para hacer que la zapatilla les quede.
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En el caso de La Bella y La Bestia, Bella tiene dos crueles hermanastras, que son quienes ls refunden en el castillo de La Bestia, con la esperanza de que se coma a su hermana, y así ellas ser las más hermosas de la familia. Al final las hermanastras son convertidas en estatuas.
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En La Bella Durmiente, cuando esta se pica el dedo con una espina, es abandonada por su propio padre en el bosque, pues cree que está muerta. Tiempo después otro rey llega y no la despierta con un beso de amor, sino que la viola dejándola embarazada y se marcha.
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En Rapunzel, el príncipe engañado por la madre quien previamente le corta el pelo a su hija y se lo pone ella misma. Arroja al príncipe por la ventana de la torre, él cae en una cama de espinas y se queda ciego porque se le encajan en los ojos.
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En Blancanieves, no le ordenan al cazador llevar el corazón de Blancanieves, sino su hígado y sus pulmones. El cazador le lleva unos de jabalí y ella los come. Cuando al final él y Blancanieves se casan, obligan a la madrastra a ponerse unos zapatos al rojo vivo hasta que muere.
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Todos esos son solo algunos ejemplos. Es obvio que historias como Hércules o El Jorobado de Notre Dame no son "fieles" a la historia original. En el caso particular de La Sirenita, pasa algo muy similar:
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En la historia original ella jamás es correspondida por el príncipe. La ata a su puerta como una mascota mientras se casa con otra. Sus hermanas, para liberarla, le dan un punzón con el que finalmente se mata. Ella se convierte en espuma y queda como una especie de alma en pena.
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