Seguramente te ha pasado que te dan muchas ganas de ir al baño y por pena prefieres aguantarte hasta llegar a tu casa. Vaya, tal vez creas que es lo mejor porque “puedes hacerlo y no te incomoda”, pero no te pones a pensar en las repercusiones que esto tiene para tu organismo.
Según expertos, el excremento no es algo que deba pasarse por alto o que podamos “guardar” un rato más; el hecho de retenerlos y no permitir su salida, trae severos problemas de salud. Así que lo más recomendable es ir en cuanto tengas ganas. ¡Así de sencillo!
Las repercusiones en tu organismo son peores que aguantarte las ganas de hacer popo en un inodoro ajeno. Algunos expertos advierten que, además de la evidente incomodidad que supone no acudir al baño, no defecar teniendo ganas durante un tiempo excesivo puede causar una disfunción en el músculo usado para excretar. A su vez, en los peores casos, el intestino puede verse perjudicado.
Entre los peores males que puede generar el evitar hacer popo, se encuentra desarrollar una imposibilidad de acudir al baño de forma perpetua. Algo que solo puede resolverse con una cirugía intestinal. Así que los científicos dicen que más vale saciar el deseo de excretar que perder medio intestino. Si no vas al baño cuando lo crees necesario, todos los residuos y las toxinas que albergan los excrementos pueden dañarte.
Con información de ABC.