Es un emblema nacional. Quizá el monumento más emblemático de la CDMX, gracias a que el arquitecto Antonio Rivas Mercado logró unir a los mexicanos en un sólo punto.
Ya sea en manifestaciones o festejos, el llamado Ángel de la Independencia ha sido testigo del renacer de múltiples historias, colectivas o individuales.
Pocos mexicanos habrá que no tengan guardado un recuerdo a sus pies. Lo que enrarece aún más su crisis de identidad. ¿Ángel de la Independencia o Victoria Alada?
La verdadera historia detrás del mal llamado Ángel de la Independencia
El mal llamado Ángel de la Independencia es en realidad una Victoria Alada de Samotracia, la diosa griega de la victoria. Elegida especialmente para representar la liberación de México ante el yugo español de 300 años.
Intentos por alzarla hubo muchos, como el de Antonio López de Santa Anna, o la primera piedra que colocó Carlota de Habsburgo en 1864. En ambos casos el proyecto no se concretó, pero para 1902 la edificación dio inicio, luego de que Porfirio Díaz ordenara un monumento para conmemorar el primer centenario de la Independencia de México.
Victoria Alada, la diosa griega de la victoria que honra a los héroes
Siendo director de la Academia de San Carlos, el arquitecto Carlos Lazo Barreiro trajo al país copias de las más importantes esculturas clásicas griegas y romanas, entre ellas la Victoria Alada. Como resultado de su esencia, no fue difícil declinarse por ella.
La estatua de bronce luce con sus alas abiertas, el brazo derecho extendido porque sostiene la corona de laurel en actitud de colocarla sobre los restos de los héroes que pelearon, y el brazo izquierdo extendido hacia abajo, sosteniendo en la mano una cadena rota de tres eslabones. Esto es símbolo de los 300 años que fuimos dominados por España.
El fatídico sismo que condujo a una crisis de identidad
Su túnica griega representa la democracia, el tocado romano; la República. Su construcción concluyó en septiembre de 1910 y fue inaugurada por el entonces presidente Porfirio Díaz en la glorieta del Paseo de la Reforma, la principal avenida de la Ciudad de México.
La madrugada del 28 de julio de 1957, la Victoria Alada de la Ciudad de México perdió su cabeza durante un fuerte sismo de 7,8 grados con epicentro en Acapulco, Guerrero. Un año después fue restaurada, aunque la cabeza original fue conducida en 1986 Archivo Histórico de la Ciudad de México y colocada a su entrada. Tal vez allí comenzó a perder su identidad. Identidad que Antonio Rivas Mercado eligió mujer.