El símbolo del corazón tan vigente en la actualidad, tendría su origen en las semillas de una planta probablemente extinta alrededor de los siglos 2 o 3 A.C debido a su popularidad como afrodisiaco, anticonceptivo y abortivo entre los griegos y romanos.
Se trata del Silfio, una planta de hojas chatas y pequeñas flores amarillas que se descubrió en la actual Libia, cuando tras una sequía y sobrepoblación en la isla griega de Thera, hoy Santorini en Grecia, los habitantes emigraron al norte del continente africano para fundar la ciudad de Cirene.
Se considera al silfio como el primer método anticonceptivo de uso masivo documentado en la historia, su importancia era tal que se buscó controlar su sobreexplotación e incluso se estampó en las monedas griegas.
La planta no sólo se usó en las alcobas, también se coló a la cocina como condimentos y como método curativo para el dolor de garganta, la fiebre, la tos, la indigestión, las verrugas y las mordidas de animales salvajes.
Algunos registros indican que el emperador Nerón poseía un tallo de la planta alrededor de los años 50 D.C, aunque el declive de la planta se calcula alrededor del año 96 A.C debido a que su hábitat se redujo a una franja de tierra de 8 mil metros cuadrados en Cirene y los intentos por domesticarla fueron fallidos.
Sin embargo, existe la posibilidad de que la planta fuera imposible de domesticar porque se tratase de un híbrido silvestre cuya reproducción no se hace mediante semillas sino por la extensión de sus raíces.
A la fecha, los investigadores no descartan que el silfio exista aún en Libia puesto que los estudios de biodiversidad en el país son escasos, pero al no tener certeza sobre la forma de la planta, la búsqueda se complica.
Los botánicos modernos consideran que el silfio estaría emparentado con el hinojo, por ello el hinojo gigante de Tánger que aún crece en el norte de África y el mediterráneo, podrían ser el mítico silfio.
Con información de BBC y Gizmodo