Los plásticos son unos de los principales contaminantes y tardan hasta 450 años en desintegrarse; por tal razón, un joven arquitecto llamado Rodrigo García Sánchez, decidió hacer algo al respecto y comenzó a buscar una solución junto con el equipo del laboratorio Skipping Rocks Lab.
A lo largo de diversos estudios, este equipo desarrolló un contenedor hecho de ingredientes totalmente orgánicos y no contaminantes. La botella se llama Ooho! y aunque es pequeña, es práctica y no daña la naturaleza.
Esta botella es lo suficientemente fuerte para contener líquidos y no romperse, y a la vez es 100% comestible, ya que está hecha de agua, que se combina con calcio y un tipo especial de algas. La mezcla se refrigera hasta congelarse. Posteriormente se descongela y toma una estructura gelatinosa.
La inspiración para su diseño fueron las frutas y su capacidad para retener líquidos en su interior sin que se derramen. Además, el material se puede abrir y rellenarse con cualquier líquido.
Y ya por último y no menos importante, el costo es increíblemente menor. Su producción cuesta solamente 15 centavos de dólar.
Con información de Pulzo.