Fue Robert Oppenheimer quien un mes antes de aquél fatídico 6 de agosto de 1945 propuso a las ciudades de Hiroshima, Kioto, Yokohama y Kokura, en Japón, como blancos de la bomba atómica. Pero la Fuerza Aérea estadounidense terminó eligiendo sólo a Hiroshima y Kokura, por su ubicación estratégica.
Esta es la historia de cómo Kokura se salvó del impacto del arma de destrucción masiva más fatal de todos los tiempos; no una, sino dos veces, evitando así lo que muestran las fotos: la devastación de una ciudad.
Las indicaciones del Enola Gay, el avión que llevaba la bomba atómica, también conocida como 'Little Boy', eran claras: después de alcanzar los 10 mil metros de altura, debía dejar caer la bomba sobre Hiroshima sólo si se lograba contacto visual con el objetivo. Y para lograr esto, era necesario un cielo despejado.
De lo contrario, se desplazaría hasta Kokura para dejar caer la bomba. Aquél día, los B-29 enviados para analizar las condiciones climatológicas confirmaron que el ataque caería sobre Hiroshima, pues la meteorología era estable. 45 segundos después, la potencia explosiva hizo arder el aire a un millón de grados centígrados, asesinando a unas 70 mil personas en el acto y a otras 70 mil en las horas siguientes.
Así, Kokura se salvó por primera vez.
El segundo bombardeo programado originalmente para el 11 de agosto se adelantó dos días debido a la previsión de mal tiempo. Pero la meteorología jugó un papel más determinante en este caso, pues Kokura era ahora el objetivo principal. No obstante, el retraso de uno de los B-29 provocó que el avión que portaba la bomba sobrevolara la isla de Yakushima durante 40 minutos.
Para cuando retomaron el viaje, un cielo mayormente nublado provocado por el humo del incendio de los bombardeos, hizo imposible soltar a la llamada 'Fat Boy' (una esfera de plutonio de 21 kilotones de fuerza), haciendo que el piloto se dirigiera al punto secundario: Nagasaki, que provocaría 40 mil muertes al instante y otras 35 mil más tarde.