Un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, reveló que el coronavirus podría afectar el tracto intestinal de algunos enfermos, aunado a que aquellas personas con problemas en el tracto gastrointestinal superior estarían más expuestas.

El padecimiento se sumaría a la lista de enfermedades que hacen a una persona más vulnerable al Covid-19, además de las ya conocidas como la edad, la obesidad y la diabetes. Así lo sugiere el líder del estudio, Jason C. Mills, quien apunta que aunque aún no hay evidencia al respecto, es una parte que debería investigarse más a fondo.

Así se afectaría el tracto intestinal

"Ahora que hemos conectado estos puntos, puede valer la pena mirar y ver si las personas con esófago de Barret tienen tasas más altas de infección", apuntó Mills tras estudiar si el tejido de pacientes con este malestar tienen receptores para el virus y se pueden infectar de coronavirus.

Lo que los especialistas encontraron es que aunque las células de este órgano no pueden unirse al SARS-CoV-2, las células de quienes sí tienen esófago de Barret se pueden contagiar de Covid-19. Esto, porque al presentarse casos continuos de reflujo el esófago se ve dañado y sus células cambian y comienzan a parecerse a las intestinales.

"Si alguien ya tiene niveles bajos del virus en su tracto respiratorio, esa persona podría tragar algunas secreciones respiratorias y el virus podría infectar células en el esófago para enfermarlo más de esa manera"

Ramon U Jin, coautor del estudio.

Virus entraría por el reflujo del esófago

Y en esas el virus sí es capaz de adherirse, pese a que el coronavirus tiene poca posibilidad de transportarse a través de la comida y las bebidas y sus partículas, al adherirse a los alimentos, son neutralizadas al entrar en contacto con el ácido del estómago.

En conclusión, para los expertos es preocupante que pacientes con esófago de Barrett sean vulnerables a la infección a través de alimentos que contienen partículas virales. No obstante, piensan que los tratamientos podrían hacer que el virus pase a través del estómago y llegue al intestino, donde células sanas serían un transporte para receptores del SARS-CoV-2.