Uno de los puntos de encuentro más emblemáticos para los mexicanos es el Ángel de la Independencia, que el 28 de julio de 1957 perdió su cabeza a causa de un sismo de magnitud de 7.8 con epicentro en Acapulco, Guerrero.
La madrugada de aquél fatídico día, la Ciudad de México resintió durante 90 segundos el sismo que tumbó varios edificios y al Ángel de la Independencia, dejándolo decapitado.
Al día siguiente, en el periódico La Prensa apareció la siguiente leyenda sobre el monumento decapitado por el sismo: “Se derrumbó destrozado como anunciando desgracia”.
Con su caída, los mexicanos descubrieron que el Ángel de la Independencia era una estructura hueca de bronce con una capa de oro, y que la modelo no era Antonieta Rivas Mercado, hija del arquitecto encargado de la obra.
¿Ángel de la Independencia o Victoria Alada? La verdadera historia
Antonio Rivas Mercado logró convertir el Ángel de la Independencia en un emblema nacional, testigo del nacimiento de múltiples historias, colectivas o individuales.
Pero el monumento atraviesa desde hace años una fuerte crisis de identidad, debido a que en realidad de trata de una Victoria Alada ultrajada por un sismo.
Hablamos de la diosa griega de la victoria que honra a los héroes y que llegó a México cuando el arquitecto Carlos Lazo Barreiro, siendo director de la Academia de San Carlos, trajo copias de las más importantes esculturas clásicas griegas y romanas.
Entre ellas se encontraba la Victoria Alada (ahora mal llamada Ángel de la Independencia) que por su esencia, no fue difícil declinarse por ella para levantarla en el Paseo de la Reforma.
¿Qué pasó con la Victoria Alada después del sismo? Así nació el Ángel de la Independencia
Tras el sismo, la Victoria Alada fue restaurada, pero la cabeza original conducida en 1986 al Archivo Histórico de la Ciudad de México y colocada en su entrada.
Los trabajos de recuperación tomaron casi un año, pero finalmente, el 24 de julio de 1958 la estatua regresó al monumento y fue colocada parte por parte. Así nació el Ángel de la Independencia.
En los siguientes meses fue bañado en oro y el 16 de septiembre de 1958, a las 10 de la mañana fue reinaugurado por el presidente Adolfo Ruiz Cortines.