¿Recuerdas la primera vez que fumaste un cigarro?, ¿tu boca llena de un sabor repugnante a causa del humo inhalado, que probablemente te provocó un ataque de tos? Científicos de la Universidad de Toronto (UT) identificaron las neuronas que responden con asco a esa experiencia, descubrimiento que confían, ayude a combatir la adicción al tabaco.
Hoy en día suman alrededor de mil 100 millones de fumadores, el 80 por ciento de ellos en países de ingresos medios y bajos.
Los científicos consideran como una paradoja que las personas reaccionen con disgusto al fumar cigarro por primera vez, pero que con el paso del tiempo se conviertan en adictos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la situación es preocupante debido a que el tabaquismo provoca más de 8 millones de muertes cada año, además de registrar 7 millones de fumadores y alrededor de 1,2 millones de personas expuestas al humo de los fumadores.
Hace tiempo, los científicos descubrieron que la nicotina tiene un efecto doble en el cerebro, ya que estimula simultáneamente el placer y la adicción. La creencia general era que los efectos opuestos son resultado de la activación de receptores de nicotina en diferentes partes del cerebro.
Pero los especialistas en neurociencias de la UT encontraron que tanto la sensación agradable como la aversión son percibidas por dos poblaciones diferentes de neuronas que residen en la misma zona llamada área tegmental ventral (ATV).
Según describe la investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences, el ATV es un grupo de neuronas con un papel clave en el sistema de recompensa del cerebro que actúa en numerosas adicciones, también es fundamental en la cognición, la motivación, el orgasmo, la dependencia a las drogas, las emociones intensas como el amor y varios trastornos psiquiátricos.
La reacción natural del cuerpo es de asco al cigarro
De acuerdo con el estudio, cuando una persona prueba un cigarro por primera vez, la nicotina envía todos sus receptores a la ATV para estimular tanto el placer como el asco, pero si esa persona sigue fumando hay un cambio en su cerebro.
"La aversión debería estar allí todo el tiempo, pero cuanto más fume la persona, habrá cambios en la cantidad de receptores y en los procesos de señales en el sistema de recompensas del cerebro”.
Tayn Grieder, investigadora de neurociencias en la UT y líder del estudio.
Los investigadores infectaron ratones de laboratorio con virus modificados genéticamente para transportar y reintroducir los receptores de nicotina en uno de los dos tipos principales de neuronas en el ATV, las de dopamina o las neuronas GABA, denominadas así por el químico neurotransmisor que liberan.
Luego expusieron los ratones a dosis de nicotina comparables con un fumar intenso en una prueba estándar de comportamiento que mide los efectos placenteros o repugnantes de las drogas.
Los datos muestran que las neuronas dopamina en el ATV son responsables por el rechazo, mientras las neuronas GABA señalan recompensas en el cerebro de los ratones.
Descubren nuevos efectos de la dopamina
Esto contradice la noción general de que la dopamina es siempre la señal principal de recompensa.
Grieder explica que la diferencia está en si los animales son o no son dependientes de la nicotina. Si bien las neuronas dopamina son responsables por el asco en los animales no dependientes, también dan señales de recompensa y la aversión a dejar de fumar una vez que la dependencia queda establecida.
Lo que antes fue placentero se convierte en una necesidad de seguir dándole nicotina al cerebro.
"Ya no se trata de sentir algo agradable, sino acerca de aliviar los malestares que ocurren cuando no se tiene suficiente droga en el sistema”.
Tayn Grieder, investigadora de neurociencias.
Con información de EFE.