Estar enamorado es una sensación increíble que te hace sentir lleno de vida y energía, muy contrario a lo que sucede cuando no somos correspondidos o terminamos una relación. Sí, ya sabemos que existe el mal del “corazón roto” y que se puede curar con un paracetamol, pero la realidad es que más allá de un malestar ligero, sentirse tristes por amor puede generar diversas enfermedades.
Una de las “enfermedades” que se desarrollan por tener el corazón herido, es la limerencia, y se caracteriza porque existe una necesidad incontrolable de estar en una relación amorosa con determinada persona. O sea, te obsesionas con la idea de no estar soltero…
El nombre de esta enfermedad fue otorgado por Dorothy Tennov, quien dice que este padecimiento es “como si ese ser amado hubiese acampado en la cabeza y no parece que se quiera ir”. Tiene que ver con una atracción sexual incontrolada así como pensamientos de amor fantasiosos que llegan a ser obsesivos.
Tennov llegó a la conclusión de la existencia de este padecimiento, tras analizar a 500 pacientes en los años 70, revelando que este es un “estado emocional involuntario”.
Aquellas personas que la desarrollan tienen un deseo agudo de reciprocidad emocional; pensamientos, sentimientos y comportamientos obsesivos-compulsivos, y dependencia emocional de otra persona. En cuanto a los síntomas físicos, esta se presenta con temblorina, torpeza, palpitaciones del corazón, ruborización y aprehensión a la otra persona, aunque también puedes tener insomnio, pérdida de apetito y desmayo.
Otra de las enfermedades del desamor, es la miocardiopatía de Takotsubo o “síndrome del corazón roto”, un malestar que surge a raíz del estrés físico o emocional intenso. Está ligado al aumento de las hormonas del estrés como la adrenalina, de ahí que el corazón se sienta débil y el ventrículo izquierdo adquiera una forma cónica.
Y las más comunes; la depresión, la ansiedad, la baja autoestima y lamentablemente la fusión de todas las anteriores, puede llevar al suicidio.
Con información de EFE.