La Semana Santa es una temporada de gran importancia religiosa para la fe católica, lo que en su momento dio pie a una serie de mitos.
Una de estas creencias fue, precisamente, respecto al uso del agua para diferentes usos de las personas, sobre todo si se trataba de bañarse durante el Viernes Santo.
Pues de acuerdo con este mito de la Semana Santa, tomar una ducha podría traer algunas consecuencias a quien haya tocado el agua.
Ya que se decía que las personas se podían convertir en peces, sirenas o cualquier tipo de animal cuadrúpedo.
Pero, ¿de dónde viene esta creencia de Semana Santra? Todo inicia durante la Edad Media, una época en la que la Iglesia Católica tenía una fuerte influencia en cuanto este tipo de rituales.
¿Por qué no es recomendable bañarse en Semana Santa?
Fue durante la Edad Media cuando más se vivió bajo la premisa de no bañarse u hacer uso del agua durante los últimos días de la Semana Santa.
Adquiriendo un peso importante los Viernes Santo de cada año.
Esto porque es el día en el que murió Jesús en la cruz, por lo que no hay quien pueda bendecir el agua. Por lo que el agua que caiga a lo largo del día es impura.
Motivo por el cual se veía con gran peligro bañarse durante el Viernes Santo, pues se tenía la creencia de que, sin agua bendita, no había protección en contra de espíritus malignos.
Ya que en la antigüedad, para la Iglesia Católica el agua era un símbolo importante de gloria y purificación, más aún durante la Semana Santa.
No bañarse en Semana Santa dio origen a la tradición de mojarse en Sábado de Gloria
Durante siglos estuvo muy arraigada la idea de que bañarse durante el Viernes Santo implicaba un riesgo para los feligreses que tocaran agua impura.
Por lo que muchos esperaban al sábado de la Semana Santa para poder bañarse y mojarse.
Siendo así como surgió una tradición que sigue hasta nuestros días, a diferencia de la abstinencia del baño. Nos referimos a mojarnos durante el Sábado de Gloria.
Pues era el día en el que las personas se lanzaban agua a cubetazos, por lo que era común ver a gente caminando por la calle con la ropa mojada en Semana Santa.