A problemas extremos, soluciones extremas, esa parece ser la filosofía de Jonathon Keats, un un artista conceptual estadounidense, que para frenar el calentamiento global ha hecho una propuesta, considerada como descabellada para muchos, pero con efectividad comprobada: inundar las ciudades para mantener el aumento de la temperatura a raya.

La solución de Keats se inspira en el pasado distante, cuando la vida apenas comenzaba a establecerse en la Tierra.

Ante el clima extremo e impredecible, organismos unicelulares denominados estromatolitos crearon comunidades inmersas en los mares, que se extendieron por todo el planeta. 

Esto les ha permitido sobrevivir hasta nuestros tiempos, aunque ahora sólo se pueden encontrar en algunos lugares del oeste de Australia y las Bahamas.

¿Cómo sobrevivieron los estromatolitos al clima extremo de la Tierra?

Los estromatolitos viven en columnas de barro fangoso sumergidas en el mar, acompañados de bacterias, capaces de convertir la luz solar en alimento, además de otras especies unicelulares que realizan diferentes funciones en cada nivel de la torre.

Por ejemplo, los desechos de las capas superiores se filtran y se convierten en alimento para las criaturas de abajo, mediante la economía de goteo. Si se juntan suficientes organismos, el goteo comienza a unir el lodo, formando columnas entre las olas.

La idea de Jonathon Keats propone usar a los estromatolitos como inspiración para que las ciudades puedan combatir al calentamiento global, ya que después de todo, el agua enfría las cosas cuando hace demasiado calor.

“Las temperaturas y el nivel del mar están aumentando… si los estromatolitos pudieran hablar, dirían ´adelante’”.

Jonathon Keats.

Una idea descabellada... que sí funciona

Trabajando en el Fraunhofer Institute for Building Physics, en Stuttgart, Alemania, Keats comenzó a construir modelos de ciudades inundadas, para lo cual usó modelos informáticos de barrios en ciudades como Shanghái y Nueva York

Estos fueron sometidos a los efectos de las inundaciones registradas en 2100 y 2300 y como se sospechaba, se logró bajar las temperaturas gracias al agua.

Luego construyó modelos físicos: pequeños edificios en una bandeja de agua, bañados por el calor de un “sol artificial”. Al absorber el agua y luego liberarla a la evaporación, los edificios modelo pudieron enfriarse.

"Es una mala idea, pero tal vez sea la mejor idea que tenemos”

Los buenos resultados no dejaron conforme a Keats y se propuso descubrir si las ciudades podían funcionar como los estromatolitos en todos los sentidos: alimentándose del sol y construyéndose por siglos, mientras sacrifican sus niveles inferiores a los mares.

El artista afirma que los edificios que diseñó, no están listos, pero “son serios, respaldados por una ingeniería real”.

Sin embargo, especialistas en la materia cuestionan: ¿Cómo se movería la gente? ¿Cómo manejar las aguas residuales?, por lo que Keats reconoce que su “solución” no es ideal y sí una idea terrible.

“Hay algo interesante en una solución que es una mala idea, pero tal vez sea la mejor idea que tenemos”.

Con información de Notimex.