Probablemente has escuchado a más de una persona decir que ama los días nublados y fríos, pero más allá de lo que nos gusta y de lo que creemos, la ciencia ha comprobado que la ausencia de luz y calor del Sol puede afectar nuestro estado anímico. 

Aunque no aplica exactamente igual para todas las personas, lo cierto es que químicamente nuestro cuerpo se ve afectado cuando no disfrutamos al menos de un pequeño rayito del sol durante el día; nuestra predisposición a la tristeza y depresión aumenta. 

Por supuesto, el nivel de afectación dependerá de la situación psicosocial de cada quien, pero la falta de luz solar puede generar falta de apetito, sueño, disminución de energía física y afectar la capacidad de concentrarse, estos son síntomas de un padecimiento denominado Transtorno Afectivo Estacional (TAE), explica el Dr. Raymundo Calderón, Director Nacional de Psicología de la Universidad del Valle de México. 

Ahora, todo este asunto no es algo romántico o literario, como dijimos antes, está explicado por la ciencia. 

Con la ausencia de luz, nuestro cuerpo produce melatonina, la hormona del sueño, que está encargada de regular nuestros ciclos circadianos de vigilia y sueño. Por lo tanto, los días más cortos o con menor luz solar hacen que nos den más ganas de ir a la cama, acurrucarnos y dormir. 

¡Evítalo! 

En fin, no podemos controlar ni el clima ni la cantidad de luz que tenemos, pero sí podemos evitar que nuestro cuerpo sufra las consecuencias tomando algunas sencillas acciones que aquí enlistamos: 

- Realiza al menos 30 minutos de actividad física. Caminar también cuenta. 

- Lee 20 minutos al día para activar tu cerebro y relajarte. 

- Si no puedes salir, haz estiramientos para ejercitar el cuerpo. 

- Resuelve crucigramas, arma rompecabezas o escribe. 

- Evita tomar alcohol. 

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- Mantén una alimentación saludable que incluya muchas verduras y frutas. 

- Procura el contacto con la gente que quieres y te cae bien.