El mundo nunca va a dejar de sorprendernos con las innumerables maravillas que guarda en cada uno de sus paisajes (los que podemos disfrutar a simple vista y los que no). Y no hablamos sólo de aquellas cosas que nos falta por conocer, hay acontecimientos que ya hemos visto y aún nos fascinan.
Así sucede con la irisación, un fenómeno óptico que hace que aparezcan arcoíris en determinadas superficies, por ejemplo: el agua, las partículas de polvo en el aire y las nubes. Eso fue lo que captó la fotógrafa Svetlana Kazina en el cielo de Rusia.
Durante un recorrido por la el Monte Beluja, en la cordillera del Macizo de Altai, en la República de Altai, la profesional de la lente logró capturar la irisación en un grupo de delgadas nubes que, de tan delgadas, “parecían encajes”; la difracción de la luz en las diminutas partículas de agua que transportan, hace que parezcan pintadas como un arcoíris.
“Las nubes eran tan delgadas que parecían un encaje. La fuerza del viento a esta altitud era alta y el patrón de tejido de nubes cambiaba cada segundo”
Svetlana Kazina
Un caso común de irisación
Es muy probable que no hayas presenciado las “nubes de arcoíris” nunca, pues se dan en condiciones de altura y clima muy específicas, pero hay un tipo de iridiscencia más común que seguramente has disfrutado alguna vez: el halo del sol.
Cuando las condiciones atmosféricas y climáticas lo permiten, en el cielo se forman nubes (casi siempre cirrus) con micro cristales de hielo que, al ser alcanzadas por la luz solar, forman un circulo alrededor del astro, haciendo que parezca circulado por un arcoíris.