Lo primero que hay que decir es que Moctezuma realmente era "Motecuhzoma Xocoyotzin", y no como suele llamársele derivado de la errónea pronunciación de su nombre, y que La Malinche no fue una traidora.
Así lo explican distintos intelectuales mexicanos en el marco de los 500 años de la llegada de Hernán Cortes a Tenochtitlan, un momento preciso para contar de una mejor forma la historia de una mujer que ha sido injustamente castigada.
Todo lo que sabes de La Malinche y Moctezuma es falso
Porque se nos ha contado esta historia sobre cómo Motecuhzoma recibió a Hernán Cortés llenándolo de regalos y de una forma crédula, además de que La Malinche fue una "vende patrias" (ojo que no había patria en ese momento) por convertirse en la traductora, confidente, amante y madre de uno de los hijos de Cortés.
"Malintzin es considerada una traidora, pero yo opino que no, porque ella no era mexica. No traiciona a su propio pueblo, el maya-chontal. Al contrario. Estaba uniéndose para apoyar a quienes quizás pudieran defenderlos en contra de Tenochtitlan"
Eduardo Matos Moctezuma, arqueólogo y antropólogo mexicano.
Pero estas versiones están muy lejos de que pudo ser realidad, pues según el arqueólogo y antropólogo mexicano, Eduardo Matos Moctezuma, es probable que los primeros 10 minutos Motecuhzoma pensara que podría ser aquel el regreso de Quetzalcóatl, pero al minuto 11 ya no. El tlatoani mexica sabía perfectamente el peligro que se presentaba.
De Malintzin a Doña Marina. Y de 'La Malinche' a 'La chingada'
Esto porque los regalos y ofrendas que envió al militar español tenían como objetivo alejarlo, no que siguiera avanzando. Claro que Cortés lo que hizo fue continuar con la marcha, motivado por el interés que le despertaron dichos objetos. Con esto esto, Moctezuma nunca dejó de combatirlo a nivel diplomático o estratégico.
En cuanto a La Malinche, que realmente era Malintzin, también conocida como Marina y hasta 'La chingada' (por culpa del machismo de Octavio Paz), fue una niña esclava robada de su casa, vendida y después regalada a Cortés como un objeto sexual, que irónicamente, fue después admirada por los propios españoles gracias a su gran habilidad para comunicarse.