En un estudio publicado por la revista 'Nature', se revela que el lobo gigante (Canis dirus) y las especies de lobo actuales compartieron un antepasado por última vez hace 5.7 millones de años. La investigación concluye que el primero se originó en las Américas y seguramente se extinguió porque vivía aislado.
Un equipo de científicos liderado por Lauren Frantz, de la Universidad Queen Mary de Londres, secuenció el ADN de los huesos de cinco fósiles de lobo gigante o terrible. Estos restos tienen una antigüedad de entre 12 mil 900 y 50 mil años.
Los expertos señalan en su artículo que en el análisis de las muestras no hallaron evidencia de ‘flujo genético’ entre el ‘Canis dirus’ y los actuales lobo común o gris (Canis lupus), coyote o perro salvaje, cuyos ancestros evolucionaron en Eurasia antes de llegar a América del Norte.
El equipo de Frantz considera que el lobo gigante se extinguió porque evolucionó en aislamiento geográfico de los antepasados del lobo gris o del coyote, esto impidió que adquiriera rasgos genéticos que le hubieran ayudado a subsistir.
El lobo gigante tenía dientes capaces de triturar huesos
El lobo gigante vivió desde América del Norte hasta las Pampas del centro de Argentina durante el Pleistoceno tardío, hace entre 12 mil y 126 mil años. Por sus similitudes morfológicas con el lobo común, se cree que estaban relacionados; sin embargo, desea precisar el tipo de vínculo, señala 'Nature'.
Se sabe que, como otros cánidos, los ‘Canis dirus’ eran animales sociables que vivían y cazaban en manada; comparado con el lobo actual, era más robusto y sus patas proporcionalmente cortas.
El lobo gigante pesaba unos 80 kilos de peso, tenía las mandíbulas potentes, con unos dientes gruesos y fuertes capaces de triturar huesos.