La última jirafa blanca del mundo ha muerto a manos de cazadores furtivos pese a los esfuerzos de los guardabosques para salvaguardar su seguridad.
Hace unos meses, en 2020, tras la muerte de la última jirafa blanca hembra y su cría, se anunció una serie de medidas para la protección del último espécimen que quedaba en la reserva Ishaqbini Hirola, de Kenia.
En ella, las autoridades le habrían colocado un dispositivo GPS a uno de los cuernos de la jirafa blanca para mantenerla a salvo bajo vigilancia; sin embargo, era una especie sumamente codiciada en el mercado negro.
De hecho, en la reserva donde también habitan otros animales en peligro de extinción, aumentó su popularidad tras darse a conocer el hallazgo de las últimas tres jirafas blancas en el mundo, según indicó National Geographic en 2017.
{username} (@pablom_m) March 15, 2021
La última jirafa blanca habría desaparecido por semanas
Tras la ausencia de la última jirafa blanca en la reserva, los guardabosques y expertos del Servicio de Fauna de Kenia decidieron emprender una misión en su búsqueda, lamentablemente cayeron en cuenta que esta había sido asesinada por cazadores furtivos.
En marzo del año pasado, se encontraron los esqueletos de las otras dos jirafas -la hembra y su cría macho-, las cuales se cree fueron asesinadas al menos cuatro meses antes, dejando al único jirafa blanco macho y condenando la descendencia de la especie.
Las jirafas blancas deben ese color especial gracias a una rara condición genética llamada leucismo, lo cual provoca que la pigmentación de la piel sea menor.
A diferencia del albinismo, el leucismo no afecta a las jirafas blancas su sensibilidad a la luz ni tampoco el color de sus ojos, ya que no carecen por completo de la melanina, el pigmento natural que actúa como protección a la radiación solar.
El leucismo puede presentarse en varias especies como pingüinos, leones, caballos, ballenas, cocodrilos, monos, pavo reales, leones, águilas y más.
Con información de El Heraldo de México.