Apenas empieza a hacer calorcito y luego, luego el cerebro empieza a cantarnos “Sol, arena y mar, es todo lo que quiero ahora”, pesero se te olvida algo muy importante y bastante desagradable que es propio de las épocas más cálidas del año: los mosquitos. ¡Lamentamos arruinar el sueño dorado!
Y es que, quizá no había puesto mucha atención a la situación, pero durante buena parte del otoño y en la época más cruda del invierno, los mosquitos desaparecen o al menos escasean; no es que los extrañemos, pero ¿a dónde van o dónde se esconden? ¿Cómo le hacen para sobrevivir sin picar para conseguir un poco de sangre.
Resulta que los mosquitos, cuando el frío empieza a aparecer, se esconden y esperan hasta que hace calor y llega el momento de volver a salir para temer a sus crías. Para empezar, debes saber que la vida de un mosquito dura máximo 10 días; durante ese tiempo se nacen, crecen, te pican, se reproducen y mueren.
Durante otoño, los machos ocupan sus vida adulta para aparearse con las hembras y éstas se encargan de hacer engordar su cuerpo para poder terminar el ciclo de reproducción, pero cuando el invierno se acerca, ellas aumentan su peso corporal hasta 10 veces y se esconden en troncos de árboles, objetos huecos o grietas y entran en una especie de hibernación bajo el que pueden sobrevivir hasta seis meses.
Una vez que la temperatura comienza a elevarse en el ambiente, los mosquitos vuelven a emerger en busca de sangre para nutrir a los huevos que llevaron guardados toda la temporada… Así el ciclo vuelve a repetirse y es cuando entramos en juego los humanos (y otros animales) que somos una fuente perfecta de alimentación para estos insectos voladores.
Actualmente, algunas subespecies de mosquitos, como el Culex pipiens molestus han evolucionado que pueden reproducirse debajo de la tierra y sólo salen para alimentarse cuando es necesario, por eso ahora es posible verlos de vez en cuando aunque haga frío.
Con información de Mental Floss.