México,D.F.- El escrito madrileño, Javier Marías rechazó el premio otorgado por el MInisterio de Cultura, "Premio Nacional de Literatura" por su obra "Los enamoramientos".
El premio, dotado con 20.000 euros, reconoce la mejor obra de narrativa publicada en España en 2011 en castellano o en cualquiera de las otras lenguas cooficiales.
De acuerdo con el diario La Vanguardia, el escritor y académico comparó el gobierno del Partido Popular, encabezado por Mariano Rajoy con la época franquista sobre los recortes a la cultura.
"En una rueda de prensa en Madrid, en la que ha criticado muy duramente al Gobierno de Mariano Rajoy respecto a la cultura. Ha llegado a comparar los recortes actuales en esta materia con el franquismo", indica el diario.
A través de la editorial Alfaguara, indicó algunas de las razones que sustentan su decisión:
Al ser este un galardón institucional, oficial y estatal, otorgado por el Ministerio de Cultura, no me es posible, sin embargo, aceptarlo. Lamentaría que esta postura mía se viera como un desdén hacia nadie. No lo es. Se trata solamente de una cuestión de consecuencia. Es decir, de mi deseo de ser consecuente.
Desde hace muchos años no he aceptado ninguna invitación de los Institutos Cervantes, ni del Ministerio de Cultura, ni siquiera de las Universidades públicas o de Televisión Española. Durante todo ese tiempo he esquivado a las instituciones del Estado, independientemente de qué partido gobernara, y he rechazado toda remuneración que procediera del erario público.
También he dicho, en no pocas ocasiones, de palabra o por escrito, que, en el caso de que se me concediera, no podría aceptar premio oficial alguno. No se había dado el caso hasta ahora (con las excepciones del Premio Nacional de Traducción en 1979, en época del Presidente Adolfo Suárez, nada menos, y del Premio de la Comunidad de Madrid, en 1998). Y, ahora que sí se da el caso (e insisto en mi agradecimiento), sería aprovechado e inconsecuente por mi parte desdecirme de lo manifestado y aceptarlo.
Confío en que no se tome mi postura como un feo o un agravio, o como un desagradecimiento. Todo escritor agradece el aprecio por su obra, y así lo hago yo también ahora. Y en verdad lamento no poder aceptar lo que en otras épocas habría sido tan sólo motivo de alegría.