En la búsqueda de la felicidad hay muchas cosas que solemos procurarnos: dinero, trabajo, placer sexual, ropa, comida… la lista es interminable y es completamente cierto que todo lo anterior puede hacernos sentir felices, pero también es real el hecho de que ese sentimiento de plenitud puede encontrarse en detalles tan simples como un abrazo.
Y es que está comprobado que el contacto humano es bueno para la salud y más, si proviene de una persona a quien quieres. Al respecto, el doctor Dacher Keltener trabajó en una investigación con la que explica cómo funciona nuestro cerebro cuando alguien nos toca o abraza.
Para empezar, Keltener abunda en el hecho de que, aunque estemos acostumbrados a recibir un apretón de manos, una palmada en la espalda o un abrazo de saludos, estos siguen casando efectos positivos tanto en nuestra salud física como emocional, además de que son parte de nuestro lenguaje no verbal, el que más utilizamos para comunicarnos.
Así, Keltener y Matt Hertenstein, director del estudio, encontraron que un sólo toque en el antebrazo es capaz de transmitir emociones de forma clara.
Los abrazos son tan poderos debido a que estimulan la producción de diversas hormonas y químicos relacionados con la felicidad, la sensación de seguridad, la empatía y el amor, por ello actualmente se emplean incluso de forma terapeútica.
De acuerdo con un artículo de Carolyn Roseblatt para Forbes, la terapeuta Virginia Satir, afirma que necesitamos al menos “cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho para sostenernos y 12 o más para desarrollarnos y crecer”.
Parece imposible conseguir tantos abrazos en una sociedad cada vez más desconectada, pero puedes comenzar a intentarlo con las personas más cercanas a ti.
- Muestran apoyo y empatía
- Dicen “te quiero”
- Te protegen de enfermedades: científicos encontraron que las personas con más contacto físico tienden menos a contraer enfermedades comunes como gripe.
- Reducen el estrés, la ansiedad y el dolor
- Son perfectos para comunicarse.