La epidemia de obesidad que se vive en el mundo no tendría como principal causa la mala costumbre de comer en exceso, como se suele creer.
Así lo determinó un estudio realizado por especialistas del Boston Children’s Hospital y de la Facultad de Medicina de Harvard, en Estados Unidos.
Autores del estudio proponen nuevo modelo para combatir índices de obesidad
Los planes de control de peso dirigidos a los adultos en la actualidad se basan en un modelo de balance energético, guiado por dos lineamientos principales:
- Reducir la cantidad de calorías que se obtienen de los alimentos y bebidas
- Aumentar la quema de calorías a través del ejercicio
Esto se basa en la creencia de que comer en exceso, junto con una actividad física insuficiente, son las principales causas de la epidemia de obesidad.
Sin embargo, los planes que buscan atacar la alimentación en exceso no han logrado reducir las tasas de obesidad y enfermedades relacionadas con la enfermedad.
Ante ello, los autores del estudio consideran que hay fallas fundamentales en el modelo de balance energético, por lo que proponen dar paso a una alternativa.
¿Qué es el modelo carbohidrato-insulina, con el que se popone combatir la epidemia de obesidad?
Esta es el modelo carbohidrato-insulina, que se basa en la idea de que comer en exceso no es la principal causa de la obesidad.
Dicho modelo atribuye la epidemia de obesidad, principalmente, al tipo de alimentos que se suelen comer en la actualidad, caracterizados por su alta carga glucémica.
Los autores del estudio destacan el caso de los carbohidratos procesados y de rápida digestión, por ejemplo:
- Pan blanco
- Cereal azucarado
- Arroz blanco
- Pasta
- Donas, etc.
Estos alimentos, según el estudio, provocan respuestas hormonales que cambian fundamentalmente el metabolismo, impulsando:
- El almacenamiento de grasa
- El aumento de peso
- La obesidad
¿Cuáles son las ventajas que ofrece el modelo carbohidrato-insulina contra la obesidad?
Ante ello, los investigadores destacaron las ventajas del modelo de balance energético, cuyos orígenes se remontan a principios de la década de los 90:
“Reducir el consumo de los carbohidratos de rápida digestión que inundaron el suministro de alimentos durante la era de la dieta baja en grasas disminuye el impulso subyacente de almacenar grasa corporal. Como resultado, las personas pueden perder peso con menos hambre y lucha”
Autores del estudio
Sin embargo, los autores del estudio, publicado en ‘The American Journal of Clinical Nutrition’, reconocieron que se necesita probar de manera concluyente ambos modelos.
También, para generar nuevos modelos que se ajusten mejor a la evidencia y logren por fin reducir las tasas de obesidad en el mundo.