Con el ritmo que llevamos diario y el estrés laboral, se han desarrollado varios síndromes; uno de ellos es el burnout o síndrome de la cabeza que arde. Cuando uno lo padece, siente cansancio constante, pesadez mental y física y ansiedad, un malestar que evita que se desarrollen las actividades del día de manera normal.
Esta patología ha crecido en el siglo XXI, por lo que es más común saber de su existencia que además de ser provocada por el estrés laboral, va de la mano con las exigencias emocionales e interpersonales.
Este síndrome aparece con más frecuencia en temporadas de fiestas como Navidad o Año Nuevo, donde uno debe cumplir con el trabajo y con los compromisos sociales, acumulando la presión de hacer las cosas a tiempo. Este síndrome no discrimina sexo ni edad, pero si en profesiones vinculadas con terceros donde los conflictos son pan de cada día.
En 2016, la Asociación Médica Americana realizó una estadística en la que ninguna especialidad evaluada está por debajo del 40 por ciento en los índices de burnout. El primer lugar es para la emergentología, con el 70 por ciento, luego la medicina familiar y en tercer lugar quienes se dedican a la rehabilitación. El burnout afecta a más del 30% de los médicos y es frecuente en aquellos que trabajan por jornadas completas.
Pero si no eres médico o no te dedicas a la salud, no estás exento. Este síndrome también ataca a los Workaholics (adictos al trabajo), aquellos que ponen su trabajo sobre cualquier cosa y caen en exigencias estrictas para entregar todo antes de tiempo.
¿Cómo evitarlo?
Se recomienda hacer pausas a lo largo de la jornada laboral, ser ocioso de vez en cuando y distraerte en cosas que no te generen estrés, y si consideras que es muy fuerte, acude a un tratamiento psicoanalítico.
Con información de Infobae.