Los alebrijes son figuras que se caracterizan por ser imaginarias y su papá es Pedro Linares López.
Se pueden encontrar alebrijes con elementos fisionómicos de cualquier animal.
Los colores vivos y relucientes son indispensables al momento de formar un alebrije; que a su vez es artesanía propia de la cultura mexicana.
Pero alguna vez te preguntaste ¿Cómo surgieron los alebrijes?, ¿Quién los creó?, o, ¿De dónde nació la tradición de diseñarlos?
Pedro Lineares López, un cartonero que creó lo Alebrijes
La tradición de los alebrijes se remonta al año 1936; cuando un cartonero de oficio llamado Pedro Linares López perdió la consciencia.
Pedro Linares López nació en el año 1906 en la Ciudad de México, en ese entonces Distrito Federal.
Linares se convirtió en cartonero de oficio y llegó a trabajar creando figuras para Diego Rivera y Frida Kahlo; así como otros artistas de la Academia de San Carlos.
Cuando Pedro Linares López cumplió 30 años de edad se enfermó y calló en cama quedando inconsciente.
Como en esa época Pedro Linares y su familia no tenían acceso a servicios de salud, sus hermanas trataron de hacerle recobrar la consciencia, dándole remedios caseros; los cuales no tuvieron buenos resultados.
Fue de ese modo que, dentro de sus sueños, que Pedro Linares visualizó los alebrijes.
Los sueños de Pedro Linares López
De acuerdo con fuentes cercanas al artesano, Pedro Linares soñaba con un lugar extraño pero que a su vez, le parecía interesante.
Se trataba de un bosque, donde según Pedro Linares López, todo estaba en calma y paz; no sentía dolor. Todo parecía de lo más común.
Hasta que de pronto, Pedro Linares presenció las figuras extrañas; eran animales poco convencionales por lo que no podía distinguirlos con claridad.
De acuerdo con los relatos, Pedro Linares vio a un burro con alas, un gallo con cuernos de toro y un león con cabeza de perro.
Por si todo esto fuera poco, las figuras de los animales comenzaron a gritarle: “¡Alebrijes! ¡Alebrijes! ¡Alebrijes!”
Pedro Linares despierta luego de su extraño sueño
Luego de que los alebrijes le gritaran a Pedro Linares en su sueño, este se asustó; así que corrió desesperadamente.
Fue entonces que, varios metros más adelante, Pedro Linares se encontró con un señor que caminaba tranquilamente por un sendero de piedras.
Al verlo, Pedro Linares López no dudó en acudir por ayuda con ese misterioso hombre; quien al verlo se mostró sorprendido y le respondió a Pedro que él no debía estar ahí todavía.
Luego de estas palabras, el hombre le indicó a Pedro Linares que siguiera su camino hasta encontrar una ventana.
Así que Linares siguió sus instrucciones hasta encontrar la ventana; la cual supuestamente era muy estrecha y apenas pudo pasar por ahí.
En ese momento, Linares despertó.
Pedro Linares López comienza a fabricar las criaturas de su sueño
Una vez que despertó, Pedro Linares se encontraba totalmente recuperado, algo que asombró a todos sus seres cercanos, quienes a pesar del asombro, lo recibieron con gusto.
Por su parte, Pedro Linares López nunca olvidó su extraño sueño; por lo que deseó que toda su familia y amigos pudieran ver lo mismo que el vio.
Fue de ese modo que comenzó a fabricar las extrañas criaturas; las cuales llevarían el nombre de “Alebrijes”.
Es importante señalar que a Pedro Linares no le fue difícil realizar sus figuras, pues su oficio de cartonero le brindó las habilidades para recrear las criaturas, tal y como estaban plasmadas en su singular sueño.
Probablemente Linares no lo sabía en ese momento; pero la creación de sus alebrijes modificaría su vida, así como la cultura de México, para siempre.
Pedro Linares y los alebrijes se vuelven todo un éxito
La singularidad de los alebrijes de Pedro Linares comenzó a llamar la atención tanto de mexicanos como de extranjeros.
Incluso, Pedro Linares fue invitado en varias ocasiones a exhibir a los alebrijes en Estados Unidos y en Europa.
Fue de ese modo que los alebrijes aportaron una invaluable creación al arte y a la cultura mexicana.
En el año 1990, Pedro Linares recibió el Premio Nacional de las Ciencias y las Artes, en la categoría Artes y Tradiciones Populares.
Dos años después, en 1992, murió a la edad de 86 años.
Se sabe que Pedro Linares llegó a trabajar jornadas de hasta 16 horas al día, incluso trabajó hasta un día antes de su muerte.