Netflix acaba de estrenar ‘La Emperatriz’, una serie sobre Isabel de Baviera, la monarca con gran poder sobre el imperio austrohúngaro que, paradójicamente, no nació para reinar.

Isabel de Baviera nunca se acostumbró del todo a la vida de la corte y, pese a estar casada con Francisco José de Habsburgo y ser reina, mantuvo hábitos poco ortodoxos como el de pasear sin escoltas.

Así fue como su asesino la sorprendió a los 61 años.

Isabel de Baviera, La Emperatriz de Netflix

¿Quién fue Isabel de Baviera, La Emperatriz de Netflix?

Isabel de Baviera o Elisabeth de Austria, nació en Múnich el 24 de diciembre de 1837. Fue la cuarta de 10 hijos del duque Maximiliano José de Wittelsbach y la princesa Ludovica, hija del rey Maximiliano I de Baviera.

Conocida como ‘Sissi’, comprendió mucho antes que todo su entorno, que se acercaba el fin de una era. Vivió desgraciada y condenada a un reinado que no deseaba y que culminaron con la muerte de su Rodolfo, el heredero de la Corona.

Isabel de Baviera, La Emperatriz de Netflix

Creció en Possenhofen, a orillas del lago Starnberg. Allí, era libre y feliz, y ese contexto donde podía pasar largas horas en la naturaleza condicionó el carácter de Isabel de Baviera.

La Emperatriz de Netflix no estaba destinada a reinar; su hermana, Helena, parecía la indicada. Sin embargo, cuando su primo el emperador de Austria, quien la recordaba como una niña, volvió a encontrarse con ella, la tomó como esposa.

Isabel de Baviera, La Emperatriz de Netflix

Los problemas mentales de Isabel de Baviera

La etiqueta cortesana nunca le fue bien y en muy poco tiempo Isabel de Baviera supo que su suegra, la archiduquesa Sofía, no la dejaría ni a sol ni a sombra.

La mujer no le permitía ni cuidar a sus dos primeras hijas, así que cuando viajó a Hungría con su esposo, peleó con garras para llevárselas. Lamentablemente, la más pequeña contrajo disentería y murió en Budapest el 29 de mayo de 1857.

Isabel de Baviera, La Emperatriz de Netflix

Isabel de Baviera se sintió tan culpable que devolvió a su suegra la responsabilidad de la educación de su segunda hija y cayó en depresión. Así, en 1858 nació su tercer hijo, Rodolfo.

La Emperatriz se refugio entonces en Viena y a su regresó se negó a someterse a la disciplina de la corte y se convirtió en aliada de la causa húngara, lo que le trajo varias enemistades.

El 30 de enero 1889, Rodolfo apareció muerto en el pabellón de caza de Mayerling junto a su amante y la sombra de un crimen de Estado flaqueó la salud mental y emocional de Isabel de Baviera.

Isabel de Baviera, La Emperatriz de Netflix

Nunca volvió a vestir de color, su luto duró hasta el día de su muerte y el 8 de septiembre de 1898, cuando se disponía a tomar el ferry que la llevaría a Montreux, tropezó casualmente con otro pasajero.

Sintió un golpe en el costado, pero siguió y, una vez en el barco, Isabel de Baviera murió. El viajero que se había cruzado era en realidad un anarquista italiano que le había clavado un estilete muy cerca del corazón.

Isabel de Baviera, La Emperatriz de Netflix