¿Quién fue San Guinefort? Esta es la historia del perro santo al que la Iglesia Católica nunca aceptó.
Y es que de acuerdo a la leyenda, el perro santo llamado San Guinefort, nunca fue aceptado de manera oficial en la Iglesia Católica.
Por lo que te decimos quién fue y cuál fue la historia de San Guinefort, el perro santo al que se le atribuye ser el protector de los niños.
Además, a San Guinefort se le han atribuido varios milagros pese a que la Iglesia Católica nunca aceptó su culto.
San Guinefort era un perro santo cuyo culto comenzó en la Edad Media
En la Edad Media, durante el siglo XIII hasta mediados del siglo XX, existió un culto hacia un perrito santo en una región francesa llamada Auvernia.
Pues se veneraba a San Guinefort, un perro santo cuya historia aparece en el libro De Supersticione, escrito a mediados del siglo XIII por el dominico Étienne Bourbon.
Él fue uno de los primeros inquisidores y predicadores que redactó una lista de supersticiones, leyendas y herejías.
De acuerdo con la historia de San Guinefort, él era un perro de raza lebrel o galgo de un caballero de Villars-les-Dombes, una localidad cerca de Lyon.
El hombre al volver a su castillo descubrió que su hijo de pocos meses estaba desaparecido y la cuna volteada, además de rastros de sangre en el piso.
Después vio a San Guinefort con el hocico cubierto de sangre y llegó a la conclusión que había matado a su hijo, por lo que desenvainó su espada y lo mató arrojando su cuerpo a un pozo.
Pero justo después escuchó a su hijo llorar y junto a él, el cadáver de una serpiente, dándose cuenta que San Guinefort no lo había atacado, sino que lo había defendido.
Se realizó un santuario a San Guinefort, el perro santo, tras su muerte
Luego de que erróneamente se matara a San Guinefort, un perro que es considerado como un santo aunque no por la Iglesia Católica, el duelo decidió construir un santuario.
Pues decidió llenar el pozo con piedras y adornarlo con flores y árboles, siendo un mausoleo natural a San Guinefort.
La historia de San Guinefort comenzó a expandirse entre los pobladores, quienes comenzaron a ir para que este perrito diera la protección a sus hijos,
Fue tanto que comenzó a hacerse una veneración a San Guinefort, y las mujeres llevaban a sus bebés enfermos pidiendo al perro por su salud y curación.
Aunque de acuerdo a Etienne, había una anciana que vivía cerca y preparaba pociones, ofreciéndose a sanar a los niños con prácticas poco ortodoxas como desnudarlos y meterlos a un tronco mientras invocaban espíritus de la naturaleza.
Al inquisidor no le pareció la veneración a un perro, al cual comenzaron a llamarlo como San Guinefort.
Incluso se le dedicó una fecha a San Guinefort: el 22 de agosto al coincidir con la aparición de la estrella Sirio, la estrella principal de la constelación del Can Mayor.
Es por eso que la Iglesia Católica nunca aceptó la veneración de San Guinefort, además de ser a un perro considerado un santo, por encima de un humano y las prácticas que fueron consideradas como brujerías.
Con información de De superticione. On St. Guinefort de Étienne de Bourbon.