La salsa Valentina, un ingrediente básico para la mayoría de las botanas y platillos mexicanos, nació en 1950 y el origen del nombre se debe a una mujer: la revolucionaria Valentina Ramírez Avitia, quien a los 17 años se sumó a las topas maderistas.
Llegó a alcanzar el grado de teniendo vestida como hombre y era conocida como el teniente Juan Ramírez, pero fue expulsada de las filas de la revolución luego de que un compañero descubriera accidentalmente sus trenzas. De nada habían servido sus incontables prácticas imitando los movimientos masculinos que hacían sus hermanos al sentarse, saludar, montar a caballo y hablar.
Sin embargo, para ese momento su tenacidad era tan evidente que la gente comenzó a llamarla 'La leona de Norotal', así que cuando varias décadas después Manuel Maciel Méndez, fundador del Grupo Tamazula, creó la popular salsa, decidió llamarla salsa Valentina en su honor.
"El nombre es por el personaje de la Revolución Mexicana; una mujer brava 'La Valentina'. Se le veía portando una carabina 30-30, cartucheras cruzadas en el pecho y un gran sombrero de palma con el que ocultaba sus trenzas", explica el propietario de la compañía ubicada en Guadalajara, Jalisco, que además es responsable de las salsas Tamazula, y la Costa Brava; todas hechas con recetas familiares.
La salsa Valentina está elaborada con con chiles puya y chiles de árbol fusionados con chiles serranos, agua, ácido acético, vinagre, sal, condimentos, especias y benzoato de sodio. Además, la etiqueta del frasco es un mapa del estado de Jalisco.
Valentina Ramírez Avitia vio la luz por primera vez un 14 de febrero de 1893 en Durango. Era hija de un labrador que murió poco después de unirse a la lucha revolucionaria y motivada por él, ella también decidió pelear. Tras ser expulsada, intentó volver con su familia pero sus hermanos la rechazaron, así trabajó como empleada doméstica para sobrevivir. En 1969 fue atropellada por un coche, quedó inválida y murió el 4 de abril de 1979.