Todos hemos realizado buenas acciones y sí; hay que aceptarlo, se siente bien. Desearle a un extraño que tenga un buen día, ayudarle a alguien a cruzar la calle o alimentar a un perrito sin hogar, pueden ser cosas aparentemente pequeñitas pero que fomentan en los otros empatía.
Según la ciencia, el ser regularmente amable con los demás, con o sin premeditación, es un buen plan para elevar los niveles de felicidad. Pero, ¿por qué se producen estos beneficios?
Ser altruista es una especie de rompecabezas psicológico. Técnicamente, ser amable con los demás podría tener dos ventajas evolutivas. Los actos de bondad hacia otras personas, ayudan a nuestros niveles personales de satisfacción y felicidad y nuestro concepto de nosotros mismos como seres morales. Pero en última instancia, si bien pueden ser un poco egoístas en lo abstracto, un acto de bondad al azar puede ser una gran ayuda para la especie humana.
¿Las razones?
Se crea un pequeño repunte en la felicidad general y los niveles de estrés bajan, generando un bienestar psicológico. Según un estudio realizado por la Universidad de Oxford en el 2016, existen pruebas muy concretas de que el beneficio de la felicidad existe. Los científicos analizaron 21 estudios diferentes sobre la felicidad y los actos de bondad, y encontraron que los resultados indicaron un aumento considerable de esta emoción por cada uno realizado. Del mismo modo, un estudio del 2015 encontró que el ser "pro-social" en tu comportamiento (incluyendo actuar amablemente hacia los demás) fue una gran ayuda para la salud mental y la reducción de los niveles de estrés en general.
Por otro lado, el cerebro se vuelve más empático. La empatía es una parte fundamental del ser humano, y parece que el comportamiento altruista, al igual que la bondad hacia los extraños sin ningún beneficio evidente para nosotros mismos, es un producto de calidad que te hace empático. Los investigadores llevaron a cabo en 2016 un experimento social donde involucró a transeúntes que se detenían a ayudar y los que no. Las personas que ayudaron, mostraban rasgos más empáticos. Cuando se trata de un nivel neurológico; las cosas empiezan a ponerse realmente interesantes...
Los "altruistas extraordinarios" son aquellas personas que siempre están ayudando en lo que sea, personas que muestran patrones neurológicos únicos. Según estudios, las personas altruistas extraordinarias tienen más volumen en su amígdala derecha, y más capacidad de respuesta a la detección de las emociones en las expresiones faciales, lo contrario de lo que ocurre en el cerebro de los psicópatas.
La empatía está asociado con la amígdala derecha, y el aumento y la disminución de su tamaño parece tener un impacto directo en nuestra generosidad hacia los demás.
Ser bondadoso también nos ayuda a desarrollar habilidades sociales y tienen un efecto dominó en la sociedad, especialmente con los niños que lo toman como ejemplo e imitan de manera natural las acciones que observan.
Con información de NCBI.