La necrofilia no es un fetiche y no es normal. Esto quiere decir que excitarse con cadáveres es una conducta sexual tipificada.

Contrario, los fetiches son un gusto particular relacionado con la sexualidad. La necrofilia, en todo caso, estaría etiquetada dentro de las parafilias.

Esto es, cuando las personas “dependen de manera obsesiva y permanente de esa forma de excitación (necrofilia)”.

Como tal, Erich Fromm, un destacado psicoanalista, describió a la necrofilia como “la atracción apasionada por todo lo muerto, corrompido, pútrido y enfermizo”.

En México, la necrofilia se castiga con desde uno hasta cinco años de prisión debido a que no es un fetiche.

Cadáver

¿Por qué se da la necrofilia?

Psicólogos coinciden en que la necrofilia viene de desear a un amante sumiso. De hecho, el consentimiento es una de las bases jurídicas que la hacen un delito.

Algunos pacientes con necrofilia han tenido una vida en común con la persona muerta y, tras esto, desean seguir manteniendo relaciones sexuales con esta.

Pero, además de los problemas legales, la necrofilia conduce a un sentimiento de apatía con quienes rodean al necrófilo, pues estos vuelcan su vida en este tipo de actos.

De hecho, la necrofilia se encuentra en la lista de trastornos del Manual DSM-V (Manual Diagnóstico Y Estadístico De Los Trastornos).

Cementerio

¿Existe un tratamiento para la necrofilia?

Excitarse sexualmente con los muertos es un delito y un trastorno psicológico, por lo que la necrofilia sí se ha tratado con un proceso específico.

Para combatir la necrofilia, la psicoterapia (tanto individual como grupal) es un pilar fundamental que va acompañada de otras pautas como:

  • Entrenamiento de habilidades sociales
  • Administración de fármacos
  • Tratamiento hormonal

El tratamiento para dejar de tener una parafilia puede ser largo, sin embargo, se recomienda continuarlo a fin de no recaer en un corto periodo de tiempo.

Uno de los casos más conocidos de necrofilia es el de Carl Tanzler, un hombre que exhumó el cadáver de Maria Elena Milagro de Hoyos, una joven con la que estaba obsesionado.

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