Desde hace unos años, los candados se consideran un símbolo de amor y se han vuelto parte de una tradición entre parejas. En teoría, la tradición dicta que debes poner las iniciales de los enamorados en el candado, para que el amor nunca se rompa y sea fuerte.
La historia comenzó hace más de 100 años cuando, durante la Primera Guerra Mundial, una maestra rusa, de la ciudad serbia de Vrnjačka Banja, se enamora de un hombre que se enlista como soldado.
La maestra esperó pacientemente a que volviera, para reencontrarse en un pequeño puente en el que siempre se veían antes de que él tuviera que partir. Pero los planes del soldado eran diferentes. Mientras se encontraba en el frente de batalla, conoció a una joven griega de la que se enamoró, olvidándose de la maestra que lo esperaba.
La historia dice que la relación se terminó y que la maestra nunca pudo superar el rechazo, sumiéndose en la más profunda de las tristezas.
A pesar del fatídico final de la historia, en la ciudad serbia de Vrnjačka Banja la colocación de candados se convirtió en una tradición y se extendió por otras ciudades europeas al punto de que ha sido considerado un acto vandálico por poner en riesgo estructuras que no fueron diseñadas para soportar el peso adicional de los múltiples candados.