Está bien preocuparse y anticiparse. El miedo forma parte de la vida y funciona como medio de protección, pero cuando este rebasa la línea de estabilidad emocional, quizá se trate de un trastorno de ansiedad.

Ante una situación de este tipo, los especialistas recomiendan no alarmarse, centrar la atención en los pensamientos que surgen de ese miedo, y después dejarlos ir. Esto es más fácil si recordamos que el 91 por ciento de las cosas que te preocupan, no pasarán nunca, según un estudio de la Universidad Estatal de Pensilvania, Estados Unidos.

Ocuparse, en lugar de preocuparse: Así se combate el trastorno de ansiedad

El estudio se enfocó en el análisis de comportamiento de 30 personas con trastorno de ansiedad, quienes escribieron en papel todo lo que les preocupó durante un mes, para luego comprobar que nada se hizo realidad. Es por ello que la conclusión es clara: los temores a corto plazo son inválido. 

"Una mayor evidencia de la inexactitud en las preocupaciones de los sujetos estudiados, evidenció una mejora superior en el tratamiento"

Lucas La Freniere, autor de la investigación.

Lo mejor es que los resultados se pueden atribuir a cualquier persona de la sociedad occidental, a pesar de que no todos se preocupan por lo mismo ni en la misma medida. No obstante, cuando los problemas de magnifican y se convierten en un trastorno obsesivo compulsivo, lo ideal es pedir ayuda a un psicólogo o grupo.

Eliminar el peso de la mochila para ser más felices 

Por el contrario, no preocuparse por nada deriva en una depresión, como explica Francisca Expósito, catedrática y decana de la facultad de Psicología de la Universidad de Granada, la clave es responder ante cada preocupación con la medida justa, además de ocuparse, en lugar de preocuparse.

"Preocuparnos excesivamente por cosas que tienen solución destruye la felicidad y cualquier oportunidad de éxito", agrega la docente. Ocuparse significa relativizar, racionalizar lo que se piensa y cerrar preocupaciones. Desgranar lo importante de lo que no, lo urgente de lo que no. Eliminar peso de la mochila. Porque, al no tener cosas pendientes y poder pasar página, se afronta la vida de una mejor manera.