¿Sufres dolor crónico? El caracol marino podría ayudar a combatir este padecimiento y algunas enfermedades neurodegenerativas como el alzheimer y el parkinson.
Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) analizan el veneno de estos moluscos, pues consideran que algunas de sus moléculas podrían ser útiles para diseñar futuros medicamentos.
El estudio, realizado en el Instituto de Neurobiología (INb), campus Juriquilla, Querétaro, se enfoca en los caracoles cónicos o conos (por la forma de la concha) y caracoles túrridos, provenientes del Golfo de México, del Mar Caribe y del Pacífico mexicano.
Manuel B. Aguilar Ramírez, líder de la investigación, señaló que los venenos de estos moluscos cuentan con cientos de toxinas, por lo que hasta ahora sólo se han probado en modelo animal toxinas individuales, con efectos como hiperactividad, convulsiones y temblores.
“En humanos, algunas de estas moléculas podrían ser útiles para atender el dolor crónico y para enfermedades neurodegenerativas”.
Manuel B. Aguilar Ramírez, líder de la investigación.
El especialista afirma que en pruebas de laboratorio demostraron que algunos compuestos que activan ciertos receptores del neurotransmisor acetilcolina pueden ser útiles para alzheimer y parkinson, pues en estas enfermedades las funciones de dichos receptores están disminuidas.
“Compuestos que los activen pueden compensar la deficiencia que tienen los pacientes, y con ello mejorar su condición de vida”.
Manuel B. Aguilar Ramírez, líder de la investigación.
El primer paso para lograrlo es encontrar cuál es la función de la toxina, pues hasta ahora se sabe que las conotoxinas afectan diversas moléculas en las membranas de las células nerviosas y musculares, indicó Aguilar Ramírez.
“Se ha visto que son muy potentes y selectivas, es decir, no afectan a otras moléculas”.
Explicó que estas propiedades las han hecho útiles para el estudio de moléculas llamadas “blancos moleculares”, que pueden servir como herramientas moleculares por sí mismas o para diseñar moléculas sintéticas más pequeñas, indicó.
“Hemos encontrado toxinas con propiedades como potenciar la respuesta de unos receptores de acetilcolina..., que pueden ayudar con la sarcopenia, una atrofia de los músculos que se desarrolla con la edad”.<br>
Actualmente, los expertos del INb siguen caracterizando compuestos derivados de estas toxinas para conocer sus efectos y proponer nuevas moléculas de potencial uso farmacéutico.
Con información de DGCS-UNAM.