Uno de los mayores errores que solemos cometer al terminar una relación, es dar por sentado que la tristeza que te ocasiona la ausencia de esa persona significa que en realidad la sigues amando, podrían resolver juntos los conflictos que los llevaron a la ruptura, o simplemente no visualizas una vida sin él o ella, y por eso deben volver.
Nada más alejado de la realidad, sobre todo cuando fue el otro quien decidió terminar. Porque aceptémoslo, para iniciar una relación se necesitan dos, pero para ponerle punto final, solamente uno. Así que la tentación de retomar lo perdido te invade como una droga que necesitas consumir rápidamente, pero que ojo, pierde su efecto cuando llegas a la meta.
¿Por qué quieres volver con tu ex si sabes que no funcionará?
El Médico Cirujano Eduardo Calixto lo explica mejor. Él argumenta que cuando sufrimos una ruptura amorosa, los niveles neuroquímicos del cerebro cambian; paradójicamente, hay un aumento en la dopamina y una disminución en la serotonina, las encargadas de nuestra felicidad.
"No seamos voyeuristas de nuestra desgracia, no veamos sus fotos en redes sociales, no pensemos que el futuro será peor. El fin de una relación nos capacita para ser mejores personas"<br>
Eduardo Calixto, Médico Cirujano.
Además, las endorfinas bajan y esto aunado a la reducción de la liberación de serotonina hace que el cerebro se mantenga en una posición dolorosa mientras procesamos el evento. Esta es la razón por la que nos duele tanto, porque ya no contamos con el mismo sistema neuroquímico que antes teníamos.
Idealizamos el pasado y rechazamos el futuro y su enseñanza
Es en ese momento cuando el cerebro pide los neuroquímicos que hemos perdido y que anteriormente recibíamos tan sólo con mirar a la persona amada. En consecuencia, no aceptamos el verdadero valor de la pérdida e insistimos en volver con el o la ex, sabiendo de antemano que eso no funcionará. Incluso estamos seguros de que esa persona va a regresar inesperadamente.
Lo que ocurre después es que idealizamos el pasado y extrañamos de más a ese ser, pensando que el pasado ha sido mejor con él o ella, que el presente con su ausencia. En este sentido, el cerebro necesita su tiempo y espacio (es como un individuo independiente) para aceptar que nuestra vida sin él o ella no nos causará más dolor.