A pesar de contar con seis entregas, siendo la última la punta de lanza de la serie, en realidad Final Fantasy no contaba con un gran renombre a nivel mundial, muestra de ello es que sólo se habían editado 3 juegos (no consecutivos) de la obra en occidente. Todo esto cambió en 1997, cuando la desconocida consola de Sony, el PlayStation, recibió al famoso y celebrado, Final Fantasy VII.
Gracias a la potencia de los 32-bits de la máquina, así como a la capacidad de almacenamiento de los CD-Roms, Final Fantasy VII fue el primer juego de la serie en desplegar gráficos en tercera dimensión, además de contar partes importantes de la historia a través de secuencias en CGI, conocidas en ese momento como FMV (Full Motion Video); además de que se contaba con mejores efectos visuales para las magias, ataques e invocaciones, sin olvidar que por primera vez se podía escuchar el soundtrack orquestado de Nobuo Uematsu, en lugar de versiones en 8 y 16-bits del mismo. En otras palabras, Final Fantasy VII era un logro técnico que impresionó a propios y extraños en ese momento.
Ahora bien, el sistema de juego desechó una vez más los Jobs, aunque había ciertas cosas que no se podían variar en los personajes, esto para hacerlos singulares a cada uno de ellos, por ejemplo, no todos podían usar las mismas armas y tampoco tenían los mismos poderes especiales (los límites); en cierta forma, se podían identificar con trabajos de entregas anteriores en algunos elementos, así Cloud podía ser un Caballero, Aeris una Maga Blanca, Yuffie una ninja/ladrona y Cid un Caballero Dragoon, por ejemplo; sin que hubiera un nombramiento como tal. El resto de los atributos (magias, invocaciones, habilidades extra, potenciadores estadísticos) se obtenían de las materias, pequeños cristales de diversos colores y clases, que iban evolucionando conforme juntábamos puntos de habilidad, otorgando al mismo tiempo mejoras a los héroes que las tuvieran equipadas; además, dado que eran productos hechos en masa, todos los miembros del equipo podían tener acceso a los mismos sin restricción.
La gran aportación del juego al sistema de batalla de la franquicia fue la aparición de los Limit Break, un ataque de gran poder que podía desatar alguno de los protagonistas después de que se llenará una barra indicadora; cada uno poseía entre cuatro y siete “límites” que podían ser usados a lo largo de la aventura, siendo el de nivel 4 el más devastador.
Además integró la crianza de chocobos, algo que no se ha vuelto a ver en la saga. Una vez que teníamos la nave Highwind, podíamos capturar a estas aves para posteriormente cuidarlas y aparearlas, con el fin de obtener nuevas especies; el chochobo negro era la cima de la cadena evolutiva de la especie.
Tampoco hay que olvidar que es el Final Fantasy con el mayor número de minijuegos; un total de 6 los cuales estaban disponibles en el Gold Saucer, parque de diversiones/casino que se visitaba en la historia.
En cuanto a la forma narrativa, se mantuvo el precedente de Final Fantasy VI; en lugar de tener diversos calabozos con innumerables pisos, los escenarios se mostraban en forma secuencial, sostenidos por un hilo dramático; que nos situó en un mundo tecnológico que combinaba presente y futuro, con grandes construcciones propias de la ciencia ficción, al lado de granjas de chocobos y poblados de orden rural.
Sin embargo, tal vez por lo que es más reconocido Final Fantasy VII es por su villano, Sephiroth. El guerrero de cabellera plateada seguía los cánones impuestos por Kefka, era implacable, manipulador, tremendamente carismático, con un tema musical increíble y sin temor a causar el mayor dolor posible; aunque, a diferencia del bufón, él tenía motivos verdaderos detrás su maldad y locura. Aunque eso no evitó que fuera parte de la tan comentada muerte de Aeris, una de las protagonistas, evento que se convirtió en el climax del juego y que causó una gran polémica entre los fans; no sólo por el deceso de un personaje tan querido, también porque muchos se dedicaron a entrenarla a lo largo de la historia, para ver perdidas todo su esfuerzo en un abrir y cerrar de ojos. Por este hecho, entre muchos otros, el Ángel de un Ala se ha convertido en la representación del mal característica de la saga, apareciendo en varios spin-offs que poco o nada tienen que ver con la misma.
Las razones que fundamentan las actitudes de Sephiroth derivan de la misma temática de esta entrega: la identidad personal, ¿Qué es lo que me hace ser yo? La pregunta filosófica por antonomasia; todos y cada uno de los protagonistas, incluyendo al villano, se cuestionan acerca de la naturaleza de su ser, ya sea como padre, como hijo, como amiga, como investigador o como ser humano en su totalidad. Esto convirtió a la séptima parte en uno de los juegos más complejos del género, en cuanto a trama se refiere.
Como siempre, para terminar hablaremos de algunas curiosidades. Como sucediera en entregas anteriores, la traducción hizo de las suyas para la versión occidental, debido a que la th al final de las palabras se pronuncia como “s” en Japón, Aerith paso a llamarse Aeris, lo curioso es que Sephirot se mantuvo, aunque su pronunciación es Sephiros; fue de los primeros juegos en ser partido en “discos” debido a su longitud, en total tuvo 3 discos; fue el primer Final Fantasy dirigido por Yoshinori Kitase; contario a lo que parezca, Fina Fanasty VII no fue conocido de manera global hasta mediados de la década del 2000, gracias a la Compilación Final Fantasy VII, que expandió la historia, antes de eso, el Final Fantasy más conocido por los gamers era el VIII.