A finales de los 90's, cuando salieron a la venta los derechos de explotación de Harry Potter, entonces desconocida saga de libros; Nintendo, en su división americana, fue una de las empresas interesadas en obtenerlos, junto con Disney, Universal y la gran ganadora, Warner Bros.
Para tener éxito en su campaña, la compañía decidió que debían de trabajar en tres propuestas diferentes; una para cada plataforma del momento: el Nintendo 64, Game Boy Advance y el Game Cube. Uno de esos proyectos consistía en un juego de aventuras en tercera persona inspirado en el mundo de Hogwarts, mientras que otro tendría como eje fundamental las competencias de Quidditch. Todo esto revelado por un supuesto ex-trabajador de la compañía.
Tal era el deseo de "La Gran N" que incluso detuvieron por un momento la producción de tres juegos (Ridge Racer 64, Bionic Commando y Crystalis) y contrataron al artista de Marvel, Adi Gravov para que realizará el arte conceptual. La iniciativa se presentó a J. K. Rowling, quien se mostró complacida en su mayoría; pero hubo un tema que fue fundamental para tirar todo: La presentación final de los interactivos.
Al parecer, Rowling quería mantener la esencia británica de su obra, en términos de diseño de personajes; pero Nintendo le dio un toque asiático (Harry y sus amigos parecían sacados de un anime), cosa que no gustó a la escritora; por lo que desecho su solicitud y eligió a Warner para que hiciera uso de su creación.
De haberse concretado el proyecto de Nintendo, es muy probable que nunca hubiéramos visto las películas; en su lugar tendríamos una gran cantidad de juegos. Tal vez con Mario y Luigi incluidos. Aquí tienes un poco del arte conceptual creado.
Con información de Unseen64.